Ayer se cumplieron dos años del primer caso de covid-19 en nuestro país. Debemos recordar a todas las personas que perdimos en esta terrible enfermedad. Según los datos del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, 17,144 personas han fallecido a causa de esta terrible enfermedad. Ahora bien, también es importante reconocer que la vacunación funcionó y que los avances de la ciencia han ayudado a que los países vuelvan a tener una cierta normalidad, especialmente en sectores tan golpeados como el turismo.

Aunque todavía existe un porcentaje de 42% de la población que no se ha puesto ninguna dosis de la vacuna en Guatemala (lo cual demuestra lo complejo que es llevar servicios al área rural), en las ciudades vemos que el porcentaje sobrepasa muchas de las expectativas previstas, por ejemplo, en el municipio de Guatemala 98.3% de la población ya tiene la dosis completa.

En materia de salud lo primero que debemos reconocer es que nuestro sistema no está preparado para generar compras en grandes cantidades en el extranjero de insumos que muchas veces son recurrentes. Incluso lo que se nota al revisar el sistema de control de inventarios es que todavía hay muchas compras que se hacen sin pensar en la demanda estacional.

Aun así, el manejo de la pandemia en nuestro país no tuvo los resultados tan negativos que sí fueron muy lamentables en otros países de América Latina como Perú, que tiene la tasa de fallecidos por cada millón de habitantes más alta del mundo u otros países como Brasil, Argentina, Colombia, Paraguay, México, Chile, Uruguay, Ecuador, Panamá, Bolivia e incluso Costa Rica y Honduras que tuvieron tasas de fallecimientos por cada millón de habitantes mayores a los de Guatemala, lo cual puede deberse también a que somos un país muy rural y eso hace que seguimos siendo una de las naciones del mundo con la menor tasa de vacunación.

Claramente hay muchas reformas al sistema general de contrataciones que deben realizarse porque al inicio era muy complejo comprar pruebas, escafandras e incluso mascarillas y equipo de protección personal, precisamente por la falta de mecanismos de contratación más ágiles que ayuden a homologar la oferta y la demanda de servicios en situaciones de emergencia.

En materia económica, nuestro país mostró su resiliencia al ser de los menos afectados en el 2020 con una caía del PIB de apenas -1.5% y con un nivel de recuperación que llevó a la economía a crecer 7.5% en el 2021. Esto sumado a un plan de recuperación público-privado a través del proyecto Guatemala No se Detiene, que logró dar un norte a la estrategia de aumento de la inversión extranjera directa y creación de nuevos empleos, enfocados en atracción de inversión, infraestructura, capital humano y certeza jurídica.

Los resultados son evidentes. Se logró triplicar la IED en el 2021, respecto a años anteriores y existe ya en el Congreso de la República una iniciativa para aumentar la inversión pública en 0.5% del PIB. Además, existen proyectos concretos como el del AeroMetro que, si el Congreso lo aprueba, ayudaría a conectar dos grandes municipios metropolitanos y comenzar a generar mejores soluciones a los problemas del tráfico.

Por ello, a dos años de la pandemia, vemos cómo los guatemaltecos, si bien en materia educativa sí hubo un retroceso importante, somos resilientes, las cadenas de alimentos, servicios, comercio, financieras e industriales nunca se detuvieron y logramos adaptarnos a una aceleración tecnológica en el teletrabajo, que probablemente no hubiese sido la misma sin el covid-19.