Documentos del período colonial registran hechos que marcan la historia que, con sus luces y sombras, permiten tener idea de lo que pasó. La carta-relación de Pedro de Alvarado a Hernán Cortés, relata la batalla librada con los señores de la ciudad de Utatlán el 12 de febrero de 1524. Bernal Díaz del Castillo, soldado y cronista ya en su vejez, escribió La Historia verdadera de la conquista de la Nueva España en su casa, a una cuadra de la Plaza Mayor de Santiago de Guatemala, y Francisco de Fuentes y Guzmán, descendiente de Del Castillo, dejó Recordación Florida, que no representa más el punto de vista del conquistador o del clérigo, sino la perspectiva del criollo en posición elevada de la estructura socioeconómica del Reyno de Goathemala; obra en la que conocemos de los primeros señoríos indígenas, fiestas religiosas, civiles y otros temas.

Mediante una grata coincidencia que relata el historiador Gilberto Rodríguez Quintana, hay una línea de continuidad familiar e historiográfica entre aquellos personajes con su descendiente, Antonio Batres Jaúregui, primer presidente de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, institución fundada el 15My1923, junto a los letrados: José Matos, J. Antonio Villacorta, Juan Arzú Batres, José Víctor Mejía, Félix Castellanos B., Fernando Cruz, Ernesto Rivas, Virgilio Rodríguez Beteta, Adrián Recinos, Carlos Wyld Ospina, José Castañeda y Rafael E. Monroy. A partir de 1929 edita la colección Biblioteca Goathemala que incluye obras de los cronistas de la colonia, cuya lectura es fundamental para conocer sobre ese período. También publica la revista Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala y tres colecciones más: la serie Publicaciones Especiales, Viajeros y algunos libros adicionales. El 5Sept1979 cambió a Academia de Geografía e Historia de Guatemala.

Supe de ella al ingresar a la Facultad de Arquitectura en 1968. Luis Luján Muñoz era catedrático de Historia de la Arquitectura, con interés en las artes, historia y arqueología. Por medio suyo conocí la obra de su hermano Jorge, sobre la historia y su estrecho vínculo con la Academia. En 1978, al ser electo Conservador de la Ciudad (La Antigua Guatemala) Luis integraba el consejo para la protección de LaAG y Jorge era asesor jurídico. Fue un período de estímulo cultural y aprendizaje de la vasta experiencia de los hermanos Luján Muñoz, de otros excatedráticos y profesionales relacionados a la conservación de bienes culturales que confluyeron en aquel espacio y dinámica. En 1993, en la municipalidad de Guatemala, con algunos de ellos fundamos Renacentro, y en 1998 creamos la figura legal: Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala.

En esos años Jorge, presidente de la Academia, formó la Comisión para el Estudio y Propuesta de Conservación del Montículo La Culebra y Acueducto de Pinula, que me solicitó coordinar. Oportunidad que me vinculó a aquel templo del saber, que disfruté plenamente.

El pasado 15 de mayo atendí la invitación de la presidente Ana María Urruela de Quezada al acto conmemorativo del centenario. Fue reconocido el Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (Cirma), y se agradeció por la digitalización de la revista Anales de la Academia y de su serie Biblioteca Goathemala (más de 36 mil folios). Y, en homenaje del académico Jorge Luján Muñoz, se designó con su nombre, la biblioteca especializada de la Academia.

Celebración con la que cierro ese ciclo de vida, aplaudiendo la labor de la Junta Directiva y el amplio y sustantivo trabajo del apreciado académico Jorge Luján Muñoz.