REGISTRO AKÁSICO

Acaso disminuye la progresía nacional

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Los progres están en decadencia mundial entre los jóvenes, pero en el país, al ubicarse la edad promedio en 26 años, todavía tardarán un poco en estar pontificando. Una majada de seguidores del discurso políticamente correcto durante mucho tiempo repetirá y amplificará las propuestas a favor de la gratuidad para recibir todo, sin ninguna obligación en contra. Las peticiones aparentemente provechosas se descubren añagazas cuando se discuten las consecuencias futuras, necesitadas de introducir correcciones políticas y económicas, impopulares.

El reclamo de universalidad de la salud o de la educación y en general de todos los servicios públicos, son una aspiración respetable y compartida. Pero obligan a considerar cubrir su costo, pues suponen la mejora de la recaudación fiscal. La deuda pública crece 8% anual, mientras los ingresos tributarios apenas aumentan en 4%. La pregunta que acompaña tales cuentas es a quién se favorece con el crédito financiero para sufragar esa diferencia.

' El apoyo político al discurso izquierdoso inicia su deterioro en Europa y Estados Unidos.

Antonio Mosquera Aguilar

Los bancos acaparan el 73% de la deuda pública bonificada, a través de diferentes títulos. Mientras tanto, la banca internacional tiene el resto. Si crece el gasto público, sin modificaciones impositivas, el beneficiado es el capital financiero. En otras palabras, engordaría la burguesía bancaria.

Recientemente, Egipto construyó una vía paralela en el Canal de Suez. Para realizarla no recurrió a endeudamiento externo, sino a la suscripción pública de bonos. En nuestro país es imposible comprar bonos del tesoro, pues existe monopolio de compra en las entidades de bolsa, la mayoría en manos de los bancos. De esa cuenta, cuando se pide incrementar el gasto social, los progres sirven de logreros para las entidades bancarias, pues no indican la correlación obligada de incrementar los tributos.

La explicación no es fácil de transmitir; muchos no entienden lo dicho hasta ahora. Otros tienen pensamiento dividido. Es decir, son incapaces de conectar la petición presente con un escenario futuro. También enlazar de manera realista al gasto con el ingreso. Una de las razones por las que muchos ciudadanos se meten en problemas con las tarjetas de crédito se debe a esa imposibilidad mental. Además, cuando se les indica la necesidad de esa conexión, surgen emociones contra quien llama a la racionalidad económica. El orientador es desaprobado y hasta odiado por llamar al buen juicio crediticio.

La expresión política nacional tiene un carácter bizarro. La oposición al equipamiento del Ejército Nacional se considera una posición progresista. Durante el enfrentamiento armado, el silencio, para no decir complicidad, florecía en los círculos que hacen gala de antimilitarismo en el presente. El asunto de los aviones necesarios para impedir el trasiego de drogas desnuda a opinadores decididos a sabotear la legislación contraria al consumo de drogas, para favorecer al narcotráfico. Tal conexión lógica tampoco se realiza por parte de la progresía.

Más todavía, no se descubre la acción encubierta para sabotear a las industrias militares de los países latinoamericanos, generosamente patrocinada por los grandes traficantes de armas. Lo mismo cuando se levantan grandes campañas de opinión, contra los medicamentos producidos en India, Italia, Brasil, etc. para finalmente descubrir saboteando a un vicepresidente norteamericano, tras todo ello. ¡Ah, pero los progres consideran un éxito mantener en prisión provisional a sindicalistas, sin descubrir lo negro del negocio de medicinas! Decididamente, todavía estamos lejanos de la tendencia mundial.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.