DE MIS NOTAS

Administrando crisis en campos minados

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Administrar crisis de cualquier naturaleza no es fácil en nuestro país. No digamos una pandemia de esta dimensión. El escritor y analista Moisés Naim, al explicar cómo la cultura y el tipo de gobierno inciden en el manejo de una crisis como la que estamos viviendo, a manera de ejemplificar contrastes, afirma que China tiene un régimen dictatorial autoritario y una población disciplinada y obediente; Europa, gobiernos relativamente estables, con poblaciones educadas e infraestructuras robustas; y Latinoamérica, con algunas excepciones, poblaciones pobres, mal educadas, indisciplinadas, desobedientes, con legados de gobiernos ineptos, especialmente en el desarrollo de sistemas funcionales en la educación y salud. Con este preámbulo, trato de explicar el desafío que representa para cualquier gobernante guatemalteco, sea o no competente, poder administrar una crisis de esta dimensión, comenzando por tener que trabajar con una clase política tan ruin; no solo en términos de capacidad e idoneidad, sino por ser producto de un sistema electorero que premia el voto “tarimero”, ignorante y acarreado. Y para hacerlo aún más complejo, dentro de un país con serios desajustes estructurales y sistémicos que datan de décadas atrás. Poner de acuerdo a los partidos políticos, a las bancadas, a los diputados disidentes, sindicatos, inversionistas clientelares que pagaron derecho de peaje a los partidos políticos y a la etérea e incógnita “sociedad civil”, es todo un Éverest. Y ahora surge otro gigante obstaculizando la entrada: el sistema de justicia permeado de jueces empecinados en desfigurar a la Dama de la Justicia, aquella de ojos vendados sosteniendo la balanza con dos platos en perfecto equilibrio, y apoyándose en la otra en una espada que encarna el espíritu de la ley.

' La salud es primero, pero para tenerla hay que trabajar para comer.

Alfred Kaltschmitt

En Guatemala, nuestra dama está en cueros. Con los ojos destapados y la balanza inclinada hacia el juez o magistrado que la mira y manipula fijamente. Generalizo para efecto y énfasis… Hay excepciones. Muchísimas. Pero el estado de la justicia en el país es de común aceptación, aun entre los suyos, que anda en trapos de cucaracha. El problema es de orden sistémico y político. Pero va más allá de las descripciones empíricas, porque se adentra en el ámbito deontológico, eso que tanto pregonan desde los pulpitos jurídicos fariseos de la llamada “ética” y que en el día a día de la praxis se engaveta junto con la lonchera en una buena cantidad de casos…

Aterrizado el largo preámbulo, paso a compartirle al presidente unos cuantos consejos recogidos de expertos y de experiencias extranjeras: 1. Dele la MÁXIMA prioridad al sector salud, antes que a los programas asistenciales. Invierta la mayor parte de los recursos en desarrollar una infraestructura hospitalaria semipermanente para ampliar la capacidad de atención a los contagiados 2. Dote de TODOS los insumos necesarios que se requieran. Incluya la contratación de empresas con experiencia y capacidad para alimentar al personal y enfermos al más bajo costo y con la mejor calidad. 3. Páguele el DOBLE del salario normal al personal médico y paramédico, y contrate al que esté disponible. 4. Comience a utilizar la infraestructura hotelera de pequeños hoteles para albergar al personal médico que tiene que estar en cuarentena. 5. Extienda el toque de queda de las 4 am a las 9 pm. Esto evitará aglomeraciones y aumentará la productividad del sector formal e informal, y disminuirá y liberará fondos para los programas asistenciales. 6. Abra el transporte público con límite de usuarios. 7. Abra restaurantes con límite de mesas. 8. Privilegie la producción de alimentos, especialmente de los agricultores pequeños, para que tengan acceso a los mercados cantonales y mayoristas. 9. Ayude a los pequeños, medianos y grandes empresarios, dejándolos trabajar. 10. Rinda cuentas y gaste en forma transparente. 11. Cuidado con atropellar la libertad y la propiedad. Pierde eso, pierdo todo.

La salud es primero, pero para tenerla hay que trabajar para comer.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.