Desde los años ochenta, estando en la Municipalidad como director de Planificación, tratamos de echar a andar el Edom, que se había quedado paralizado con el asesinato de Manuel Colom. Pero cuando ya teníamos la estructura técnica lista, hubo cambio de alcalde, con Arzú, y nos fuimos, quien estuvo cuatro períodos consecutivos.

Arzú cambió las políticas urbanas drásticamente, igual sus herederos, convirtiendo a la Municipalidad en un gran consorcio económico, utilizando fuentes como: los impuestos a los combustibles, cambiando usos del suelo, que generó una densificación vertical anárquica y modificando el uso de la tierra.

Por otros lados tratamos de resolver estos problemas del área metropolitana, y realizamos varios estudios en otras entidades para evitar los problemas que harían crisis, como los actuales después del terremoto. como los que no existieron, la migración campesina que se sitúa hoy en barrancos y zonas de riesgo de deslaves, en crisis también.

Muy poco se ha hecho por la organización de la ciudad desde esa época, lo cual ha minado el camino para la solución de los apuros en que vive la sociedad de la capital guatemalteca. En el futuro inmediato se puede agravar por las complicaciones del uso del suelo que ha modificado la estructura vial del tránsito, provocando percances viales o cualquier otro inconveniente que solo termina desestabilizando la estructura urbana y vial, lo que ha generado largas colas con el congestionamiento en las diferentes vías de la ciudad. Así también se situó a las vías urbanas dentro de una serie de entresijos, donde las políticas de seguridad urbana jugarían un papel importante al cerrar calles, avenidas, condominios y barrios, lo que impulsó un crecimiento en altura de los edificios, que aumentó la densidad poblacional.

Lo anterior limitó la fluidez del tránsito, donde al final cada quien se desplazaría “buscando” paso, lo que generó este desorden. Pero en el futuro inmediato también se ampliaría a los municipios vecinos, sin que se haya puesto en práctica la “Ley de la Región Metropolitana de la Ciudad de Guatemala y su Área de Influencia Urbana” (Congreso 2017).

En cuanto a las ganancias municipalidades de este desorden, se tiene lo siguiente: “Impuesto a la Distribución de Petróleo Crudo y Combustibles Derivados del Petróleo, surge del despacho de petróleo crudo y combustibles a los vehículos, donde lo recaudado asigna a las municipalidades para el servicio de transporte, mejorar y construir y mantener la infraestructura vial, tanto urbana como rural. Está normado por el decreto 38-92. Las tasas del impuesto son las siguientes: gasolina superior, Q4.70; regular, Q4.60; de aviación, Q4.70; diésel y gasoil, Q1.30; keroseno, Q0.50; keroseno para motores de reacción, Q0.50; nafta, Q0.50” (SAT).

Pero a los graves problemas del tránsito se suma la falta de involucramiento urbano-regional de las municipalidades del área metropolitana con la expansión urbana. Por ejemplo: “En día hábil, en la ciudad circulan un millón 150 mil automotores” (Montejo). Lo que creó la expansión metropolitana. El aumento explosivo de esos fenómenos se debe a la facilidad creciente de acceso a automóviles. En este contexto, las municipalidades, dentro de las políticas anteriores, han negado la participación de la Municipalidad de Guatemala en la llamada Mancomunidad Metropolitana, en donde se deberían tratar y resolver los problemas que atañen a los municipios del área, como lo son Mixco, Villa Nueva, Chinautla, Santa Catarina Pinula, Fraijanes y San José Pinula, principalmente.