CABLE A TIERRA

Bocanada de aire fresco

El domingo 25 de junio fuimos sorprendidos con los resultados que iban saliendo de las urnas electorales. Fuera de cualquier análisis que pudiera anticiparse, la votación llevó al partido Semilla a disputar la segunda vuelta electoral con el partido UNE. No lo esperábamos, pues todo anticipaba que la disputa por la presidencia iba a ser solo entre facciones del Pacto, especialmente, porque desde el TSE ya desde antes habían vetado la participación de candidatas y candidatos que sí podían romper el esquema trazado. Ya solo eso, incrementó, en mi opinión, el abstencionismo a alrededor del 46% del total de la población que pudo haber votado, y que decidió no hacerlo.

' Una masiva salida de los ciudadanos en la segunda vuelta para vencer la maquinaria del odio y la corrupción.

Karin Slowing

Se pensó, por tanto, que la mesa estaba ya limpia para que nada se les saliera de control. Del 54% que sí acudió a votar, el gran ganador fue el voto nulo o en blanco, que refleja, sobre todo, el profundo rechazo al proceso desfigurado y opaco que hemos vivido durante meses. Lamentablemente, esos votos no pesan en los resultados, pues el sistema está diseñado para siempre elegir a alguno. Así el segundo lugar fue para la UNE, con alrededor del 15% de los votos y el tercero para Semilla, con el 12%, hasta el último conteo oficial que pude revisar.

Varios analistas han planteado ya sus hipótesis de cómo llegó Semilla a la segunda vuelta electoral, cuando nadie se lo esperaba. Resumiré en que, a mi criterio, se dio la inesperada confluencia de votantes de distintas corrientes del segmento democrático-progresista que, si bien no lograron alianza antes de las elecciones, en la coyuntura se terminaron unificando, por diversas razones, en el voto por la candidatura de Bernardo Arévalo y Karin Herrera. A esta dinámica se sumó el voto de rechazo, el “antivoto” de una importante parte de los votantes contra la situación a la que nos ha llevado el Pacto de Corruptos, en su afán por continuar con su control total sobre el Estado y con la corrupción e impunidad.

La gente quiere un cambio en esta dinámica, y vio en Bernardo una posibilidad de salir del fango. Así que, más allá de la sorpresa, los ciudadanos abrieron la ventana para que entrara aire fresco y luz en el pantano. Este es, el mensaje más importante de todos los que derivan de los comicios del domingo. El rechazo a la situación actual, que nos da esperanza, porque, como dijera en una columna previa, solo una masiva expresión de dignidad ciudadana contra el sistema corrupto podía trastocar el escenario anticipado y superar a un TSE que no ha dado la talla en el cumplimiento de su mandato.

En un mes es la segunda vuelta. Tanto el candidato de Semilla como la candidata de la UNE representan dos de los tres temores atávicos que dominan el imaginario que ha reforzado durante muchos años la élite en particular. Dos miedos que, en principio, deberían hacer que el establishment los rechazara a ambos. Pero el sistema obliga a elegir a uno. Sin embargo, en tiempos de cooptación extrema y de imposición, dominará aún más el pragmatismo en su estrategia y sus alianzas.

Por eso, el desafío para la ciudadanía es mucho más grande ahora. Las segundas vueltas electorales nunca han hecho que la gente salga masivamente a votar. Incluso los mecanismos de cooptación y uso de recursos estatales para garantizarse diputaciones y alcaldías, aunque su candidato pierda bárbaramente la contienda presidencial, no son tan dinámicos en la segunda vuelta. Así que el primer reto es no pasmarse y salir a votar el 20 de agosto, en un acto de conciencia ciudadana. No desistir por todos los obstáculos y barreras que van a erigir para evitar que se realice el derecho a votar.

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