SI ME PERMITE

Cada derecho humano conlleva sus obligaciones

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“A los hombres como a los pueblos, les es imposible conservar sus derechos si no cumplen con sus deberes”. Anónimo

Hay una realidad que es muy difícil de ignorar en materia de los derechos humanos, y es que cuando hay que pedirlos o reclamarlos se hace con la mayor vehemencia y urgencia, pero cuando el proceso es inverso, cuando se deben aplicar, no llevan el mismo empuje. Esto no es algo del presente. La historia nos lo revela. Es muy fácil y natural revisar los documentos y revisar la historia mostrando lo poco que se cumplían los derechos de muchos.

' Al exigir que se reconozcan mis derechos debo asegurarme de que estoy cumpliendo con mis deberes.

Samuel Berberián

Hoy en día es natural observar y juzgar lo que otros no cumplen, pero lo más difícil es aceptar y confesar cuando esa misma conducta es la nuestra. Fácilmente tenemos una infinidad de argumentos para explicar porque las cosas son como son, y nos olvidamos de que la historia nos habrá de juzgar a nosotros como lo ha hecho con toda naturalidad con los que nos antecedieron.

Si entendiéramos la esencia y el espíritu de lo que los derechos humanos pretenden hacer, que es llevarnos a una convivencia pacífica simplemente, no se puede negar que este tema, al haberse politizado, cambia en una buena parte la razón de ser, por lo que no debemos tomar posturas antagónicas que se polarizan, sino que debemos entender y aceptar nuestros deberes y alinearnos en lo que a nosotros nos toca.

En los casos en los cuales nuestros derechos no son reconocidos y son violados, también debemos saber que con cordura y con la ley en la mano podemos pedir que se respeten.

Tristemente vemos a diario que muchos, por pedir que se les reconozcan sus derechos, lo hacen de un modo tan confrontativo que crean un distanciamiento al extremo de que no se les aceptan sus observaciones. Esta realidad nos debe llevar a reconsiderar el cómo y cuándo ampararnos bajo los acuerdos de los derechos humanos para poder vivir de una manera justa y ordenada.

En un entorno donde cada uno cumple su parte y sabe exactamente sus límites, los derechos humanos se aprecian de tal manera que llegan a ser una escuela para los que nos rodean y están creciendo bajo nuestra responsabilidad. De la misma forma, cuando alguno de nosotros atropella los derechos del prójimo y todavía lo justifica, llega a sembrar en los que están creciendo que ese es el modo de hacerlo. Así no se puede negar que nuestra sociedad y los nuestros estarán en una franca decadencia.

Por ello, a cada uno de nosotros nos toca primero cumplir con los derechos humanos esenciales en nuestras relaciones cotidianas y además instruir y exigir a los que están bajo nuestra autoridad que hagan lo mismo, y esto será un modo natural del contagio que se habrá de extender en el círculo de nuestra influencia, sin el mayor esfuerzo.

Los derechos humanos deben iniciar aplicándose en los asuntos aparentemente de poca importancia y luego a los casos de gravedad y daños mayores. Esto debería empezar con mi persona, con la ayuda de los que me observan, si no soy consciente de algún atropello, y luego seguir con todos aquellos que quieren vivir una vida ejemplar hasta el último día de su existencia. El reto está por delante si queremos vivir armónicamente y con el respeto de los que viven con nosotros y cada uno debemos hacer lo propio.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.