FUERA DE LA CAJA

Cómo decidir en la era de la desinformación

Saber discernir para decidir es un desafío actual para los líderes que quieren actuar con responsabilidad. Sin embargo, la toma de decisiones acertadas y rápidas se ve confrontada con panoramas saturados de información. Mientras los procesos y los ciclos de decisión requieran mucha agilidad, las fuentes de información y los distractores en el ciberespacio se multiplican a una velocidad sin precedentes.

' Mientras usted lee este artículo, los modelos de consumo de información y los patrones de los motores de búsqueda siguen cambiando.

Klara Campos

Cuando navegamos en internet, la tecnología que usamos ha acondicionado una zona de confort para nosotros, que en realidad constituye una zona de alerta: durante años hemos recibido aquella información que los motores de búsqueda han detectado que nos gusta, más allá de la que nos pueda ser útil y nos interese ver. Disminuye nuestra capacidad de análisis y estamos relajados en un universo único de información creado especialmente para nuestra forma de ver el mundo, aislándonos así en nuestra “burbuja ideológica y cultural”, como la define Francisco Marín Gutiérrez en su artículo “Características del ciberespacio que favorecen las actuales acciones de desinformación y decepción”.

Como parte de nuestra naturaleza humana tendemos a favorecer la información que confirma nuestras creencias y emociones y rechaza lo que no coincide con ellas (“sesgo de confirmación”). Esto no representaría mayor riesgo si no afectara los procesos posteriores de decisión. Un análisis incorrecto de posición derivaría en acciones equivocadas, provocando resultados diferentes a los objetivos trazados. Los efectos en cascada, resultado de un diagnóstico inicial equivocado, podrían incluir reacciones adversas inesperadas en el entorno social.

Además, solemos estar expuestos a una corriente de opiniones que no nos permite ver los hechos primarios. Lo que leemos en el ciberespacio no escapa al 80/20 de Pareto. El 20% de los que tienen una opinión “inquebrantable” (influenciadores, plataformas, sitios web) ahoga al 80% que navega en las redes sin brindar su propio punto de vista. Este silencio – llamado “espiral del silencio” – va generando un proceso gradual en el que se va instalando una percepción colectiva dominante a partir de información parcial.

Irónicamente, en un período en el que demandamos mayor transparencia para elaborar un mejor análisis, nos cuesta más formar una opinión basada en el contraste de argumentos y posturas. Más canales de información no ha implicado estar mejor informados. La denominada “tecnología de la persuasión” ha sido protagonista en la construcción de nuestras perspectivas, influyendo en nuestras actitudes y nuestro comportamiento.

Mientras usted lee este artículo, los modelos de consumo de información y los patrones de los motores de búsqueda siguen cambiando. Entonces, ¿cómo informarnos para tomar decisiones en un entorno denso y confuso? No podemos controlar el entorno, pero sí el método y las herramientas que usamos para obtener la fotografía más cercana a la realidad que queremos conocer.

Para pasar de la incertidumbre a la certidumbre y no ser objeto de la manipulación, convierta las fuentes primarias, el contraste de opiniones, el criterio científico y el sentido común en sus aliados permanentes para presentarle la mejor perspectiva posible. Si el tema es importante para usted, vaya a la fuente original —que por cierto, es regla de vida—. Y recuerde: el desafío trasciende el análisis y el acopio de la data y se concentra en la capacidad de seleccionar la información y elegir con qué vale la pena contar y qué se debe desechar.

ESCRITO POR:

Klara Campos

Licenciada en Comunicación con maestrías en Estudios Estratégicos y Comunicación no Verbal. CEO de Klaro Comunicación, S. A. Asesora en comunicación 360°; en estrategia, medios y publicidad, y gestión de reputación y crisis.

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