Con otra mirada

Cómo tratar una ciudad histórica

Nadie entendió su importancia ni valoró que en el corto plazo sería evidente su resultado positivo.

En plena guerra interna (1960-96) los jóvenes militares que gestaron el Golpe de Estado de 1983 llamaron a sus superiores jerárquicos para integrar un triunvirato; el general Efraín Ríos Mont defenestró a sus colegas y se auto proclamó “presidente”. Entre sus planes de gobierno, creó las Coordinadoras Interinstitucionales con el objetivo de organizar y coordinar la administración pública. Estructura administrativa bajo el mando de los comandantes de las bases militares instaladas en los 22 departamentos del territorio, coordinada por los gobernadores departamentales.

Confío en que el resultado del ensayo derive, para goce de todos, en propuestas peatonales permanentes.

Junto a otros funcionarios de la administración pública, en mi calidad de Conservador de la Ciudad, integré la coordinadora de Sacatepéquez. Vimos la oportunidad para que el presupuesto de las instituciones a nuestro cargo fuera resultado de su programación y no decisión de la Dirección Técnica del Presupuesto. Con la intención de enriquecer la conservación y desarrollo de La Antigua Guatemala, más allá de la restauración de monumentos, aproveché para proponer ante la presencia de comerciantes y empresarios tres acciones: 1. Cobrar el ingreso vehicular a la ciudad, 2. Crear estacionamientos en las entradas y salidas, 3. Peatonizar la plaza mayor y el corredor patrimonial Plaza Mayor-La Merced. Era 1983. Nadie entendió su importancia ni valoró que en el corto plazo sería evidente su resultado positivo, tanto en la calidad de vida de los antigüeños, como en el refuerzo al destino de la histórica ciudad conservada que para entonces había sido determinado como habitacional, cultural y turístico.    

Más tarde, las coordinadoras interinstitucionales dieron paso al Sistema de Consejos de Desarrollo que permite la participación de la población en la planificación democrática de su progreso. El sistema consta de cinco niveles: Nacional, Regional, Departamental, Municipal y Comunitario. Una vez aprobada la nueva constitución política de 1985 e instalados los primeros gobiernos democráticos a partir de 1986, fueron evidentes sus primeras falencias. El anhelado poder popular fue cooptado por gobernadores departamentales, alcaldes, diputados y comerciantes que trastocaron sus encomiables principios, al ver en esa estructura la manera de hacerse de los fondos del Estado.

El tiempo pasó, la ciudad consolidó su posición como patrimonio cultural de la humanidad, categoría que, junto a los primeros intentos por firmar la paz, provocaron la exacerbación especulativa del valor y uso de suelo, sin que la municipalidad y el consejo protector estuvieran capacitados para controlar. El poder económico se impuso y el deterioro superó las peores pesadillas por su conservación. Proyectos atentatorios avalados por esas autoridades fueron denunciados nacional e internacionalmente por las asociaciones Salvemos Antigua y Diego de Porres, que en 2001 propusieron la creación de la Unidad Técnica de Desarrollo Municipal. Desde esta formularon el Esquema de Plan de Ordenamiento Territorial y proyectos elementales como aquellos de 1983… con el mismo resultado.

Ahora, una nueva administración municipal, con ocasión de la Cuaresma y Semana Santa implantó la prohibición de estacionar vehículos en el área fundacional los domingos y la semana mayor. Propuesta aplaudida por vecinos, usuarios y visitantes que debieron esperar más de cuarenta años para disfrutar de la ciudad diseñada en 1543 para el tránsito de la época: carruajes, carretas tiradas por bueyes y peatones. Experiencia enriquecida ante la nueva valoración urbana y arquitectónica de alta calidad artística; ciudad conservada generadora de identidad cultural, para ser vivida en plenitud, que justifica el título de patrimonio cultural de la humanidad.

Confío en que el resultado del ensayo derive, pasada la Semana Santa y para goce de todos, en propuestas peatonales permanentes de plazas y corredores patrimoniales.

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.