IMAGEN ES PERCEPCIÓN
Con inteligencia emocional, generará una buena imagen
Trate de imaginarse cómo se sentiría usted si se esfuerza mucho en comprarle un regalo a “Lucy” en esta Navidad, y al entregárselo, posiblemente ella ni siquiera le da las “gracias”. Pero resulta que a “Lucy” sí le agrado el gesto del regalo; es más, la sorprendió y lo aprecia mucho, pero lamentablemente es incapaz de darle las gracias y menos de corresponderle con otro regalito. Seguramente usted no tendrá deseos de volver a tener con ella un detalle de ese tipo jamás. Ella perdió. Y ese es un ejemplo de lo que es la vida, las relaciones entre seres humanos es algo que se ve simple, pero es muy complejo. Todos estamos pendientes de la manera como los demás nos tratan, pero no somos capaces de darnos cuenta de la forma como tratamos a los demás.
' Inteligencia emocional significa responder en lugar de reaccionar.
Brenda Sanchinelli
Una palabra, una mirada, una sonrisa, un WhatsApp contestado fríamente… ¡No sé! Estamos en el siglo XXI y la vida ya no es para nada simple. Las personas de este tiempo son extremadamente sensibles y esto amerita poner mucho cuidado en nuestras palabras y acciones para no herir los sentimientos de los demás. Cada persona, además de la inteligencia cognitiva, posee otros tipos de inteligencia que nos ayudan a crear, a sobrevivir y a desarrollarnos en la sociedad.
Y es aquí donde últimamente se ha vuelto habitual utilizar el concepto de inteligencia emocional, si alguien actúa fuera de lugar, pelea, alega o dice cualquier barbaridad, hace conflictos. La gente piensa… ¡Pero qué falta de inteligencia emocional! Muchas veces sin comprender a profundidad las características, utilidad y beneficios que puede tener su aplicación en la vida diaria.
El concepto de inteligencia emocional lo popularizó el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, en 1995, en su libro Emotional Intelligence, y se refiere a la capacidad para reconocer los sentimientos propios y los de los demás. Alguien es inteligente si tiene la habilidad para manejar sus sentimientos y acciones, lo que le da capacidad de relacionarse con los demás positivamente.
Tener inteligencia emocional ayuda a sacar mejor partido de nuestra propia información relacionada con nuestros sentimientos y los de quienes nos rodean, para tomar mejores decisiones y así lograr nuestros objetivos.
Esto implica comprender el entorno para así dirigir nuestras acciones y actuar sabiamente en las relaciones humanas. También influye cuando debemos tolerar las presiones y frustraciones con la gente que convivimos a diario, relaciones tóxicas con un padre, esposo o jefe y cómo sobrellevar este tipo de situaciones o ataque verbales con sabiduría.
Reconocer nuestras emociones y prestarles atención es hacer una introspección para saber cómo proyectarnos a los demás. Gestionar nuestras emociones tiene que ver con la capacidad de elegir la respuesta ante ellas. Esa relación entre emoción y acción es la que determina un equilibrio que puede marcar nuestra vida, al saber comportarnos de una manera que no dañe a los demás y por ende a nosotros mismos. Es decir, nunca actuar arrebatadamente.
Es necesario ser asertivo, o sea tener la habilidad de defender los propios intereses sin atacar a la otra persona. Alguien con inteligencia emocional se caracteriza por tener cualidades como autoconocimiento, autocontrol, automotivación, empatía y habilidades sociales.
Con el adecuado manejo de las emociones se puede ser más creativo e innovador, vencer los temores y miedos a las críticas, generando confianza y empatía, incluso se puede aprender a manejar las dificultades y conflictos sacándoles provecho.