REGISTRO AKÁSICO
Con su trova fascinante
Se decía recorrer el cuadrante a cambiar de estación radiodifusora. Se ha abandonado la amplitud modulada, donde quedan unas cuantas radios que aceptan un gasto de energía elevado; mientras se concentra la transmisión de frecuencia modulada, dirigida a radios de los automóviles y a quienes todavía pasivamente escuchan sus emisoras preferidas. Los jóvenes tienden a utilizar servicios digitales de transmisión continua o archivos enviados a suscripciones de servicio musical y de videos.
' Fiestas populares, festivales musicales; todo evento debería tener un cantante o grupo musical.
Antonio Mosquera Aguilar
Al repasar las estaciones de frecuencia modulada, resalta la peor música de Miami cuando no son antiguallas del siglo pasado o la degradada música campirana de México. Una voz grave con un ritmo igualmente de bajos repetitivo. Cuando no son gemidos parecidos a rebuznos, son listados de palabras con sentido sexual; se salvan las cantantes, donde llaman a ser deseadas o desprecian la competencia de otras damas. Fuera de discutir la apreciación estética del asunto, lo importante es la falta de cantantes nacionales.
A Kim Lou, Fabiola Roudha, Lorena Pinot, Sofía Comparini, Stephanie Zelaya, Malacates, Héctor Sánchez, Bohemia Suburbana, Ale Mendoza, etc., muy raramente se les escucha en radio o televisión. Se prefieren las grabaciones del siglo pasado. En la monopólica televisión abierta, ha sido constante la falta de presencia real de producción local. Todo se importa y una vez cada par de años, se hace la presentación de un artista nacional, para dejarlo en la sombra, a continuación. Como en la puerta del infierno: ¡perdamos toda esperanza!
Obvio, existe la presencia de Ricardo Arjona con nivel internacional reconocido y éxito continuo. Ya hay cantantes en inglés, como Sophy Castro, pero no suenan localmente. Después del éxito en Sudamérica de agrupaciones de mujeres cantantes de cumbia, se ha intentado organizar bandas similares, sobre todo de nativas quichés, pero con poco reconocimiento. Todavía las ferias no alcanzan a promover artistas con alcance nacional. Cada vez más, la marimba se refugia como reliquia histórica, apreciada por unos cuantos intelectuales.
Descubrir el agua salada o inventar la azucarada, no es mérito. Ya se sabe que el turismo se acompaña de música de época. En España, ha sido costumbre acompañar el verano de una canción principal y otras de apoyo. Para el efecto, los empresarios locales son fundamentales. No se trata de leyes o imposiciones, sino de mantener una convicción de negocios locales, para incrementar las ganancias de los involucrados en la actividad artística. Aunque resalta la obligación del Inguat, así como de la Dirección General de las Artes, a pesar de su exiguo presupuesto, para animar el negocio del arte dirigido a la entretención.
No se trata de prohibir, criticar a los jóvenes conectados a transmisión digital. Utilícese la palabra streaming, pódcast, beaming, assuming, etc., o directamente el servicio escogido. Tampoco predicar para que eviten escuchar lo que sale de las cloacas de Miami o las rancheradas ya sin seguidores en México. Tampoco pedir una rebelión a los empleados de los monopolios dueños de la mayor parte de canales de comunicación social. Ni impedir los supuestos conciertos multitudinarios empatados con el lavado de dinero. Se debe exigir más teloneros. Se trata de contratar y generar en eventos locales, ferias y mercados, aunque no haya gran paga. Hay que conformarse. No se agotarán los malos conejos, los yanquis papitos y toda la porquería que flota, gracias a cultivarse el autodesprecio. Pero, al menos, se ofrecerá una oportunidad a la expresión artística de nuestros connacionales.