Meta Humanos
Criticar la innovación y dividirnos ¿o cómo era?
Sales a la calle y gritas: “Hoy Guatemala se transformará en algo mejor”.
Imagina que un día, al despertarte, decides que Guatemala será reconocida como un lugar de desarrollo, innovación y oportunidades. Sales a la calle y gritas: “Hoy Guatemala se transformará en algo mejor”. En menos de un minuto, la gente a tu alrededor se comienza a reír. En menos de una hora sale un meme sobre ti. “Pobre, no comprende la realidad de este país. Habló demasiado y, al mismo tiempo, no dijo lo suficiente”.
Recuerdo una encuesta que realicé hace un par de años. Pregunté a cien personas cuál consideraban que era el problema más urgente del país. El 90% respondió que era la educación. Después de hacer esta encuesta, pasé cinco años sin hacer nada, esperando que el problema de la educación en mi país se solucionara. A los 21 años, perdí la paciencia y decidí tomar medidas para abordar este desafío. Junto a mi cofundador lanzamos un proyecto educativo centrado en la tecnología. ¿Por qué no? Al iniciar el proyecto me enfrenté a críticas destructivas; sin embargo, seguimos adelante porque, aunque las críticas son molestas, era más molesto seguir esperando. Los agentes de cambio que admiramos no fueron los que esperaron a que el cambio sucediera; ellos lo provocaron. Muy probablemente, al principio no tenían la certeza ni las herramientas, pero comenzaron a intentar y no se detuvieron. Al comprometernos con una causa mayor, quizás perdamos algo en el proceso, pero estoy convencida de que perderemos mucho más si no lo intentamos. El camino de la innovación y el emprendimiento ha involucrado varios retos para mí, pero hay un reto que me sorprende, un reto con el cual muchos guatemaltecos también se enfrentan: la división.
Muchos de nosotros preferimos luchar por sobresalir y ganar la carrera, pero pocos nos atrevemos a trabajar juntos para que Guatemala se lleve la medalla.
A diario noto competencia cuyo premio no es quién beneficia más a Guatemala, incluso en las causas más nobles. Mientras más me adentro en el ecosistema, no solo observo este fenómeno en temas de educación, sino en todas las áreas que, en teoría, trabajan por un mejor país. ¿Cómo así que hay bandos cuando se trata de llevar ofertas nutritivas innovadoras a más personas? ¿Por qué hay bandos cuando se trata de facilitar el acceso a servicios financieros? ¿Por qué no celebramos a los innovadores en vez de buscar la forma de hundirlos? Hay una gran diferencia entre competencia constructiva y bandos divisorios. Veo estos patrones cuando decidimos transformar el país: en lugar de apoyo dominan las críticas, y en lugar de colaboraciones dominan las divisiones. Muchos de nosotros preferimos luchar por sobresalir y ganar la carrera, pero pocos nos atrevemos a trabajar juntos para que Guatemala se lleve la medalla.
Confío en que la transformación de Guatemala se puede construir mejor y más rápido, por un lado, impulsando a los innovadores, y por otro, comprendiendo que todos tenemos deseos similares para el país y, por lo tanto, podemos unir fuerzas hacia un objetivo común, sea este educación, nutrición, finanzas saludables y/o la paz.
Te pido de nuevo que imagines que un día, al levantarte, decides que Guatemala va a florecer. Sales a la calle y gritas: “Hoy, Guatemala se transformará en algo mejor”. En menos de un minuto la gente sonríe y comienza a cantar contigo: “Una Guatemala mejor, empieza aquí: en ti y en mí”. Hoy te pregunto: si el destino de Guatemala estuviera en tus manos ¿a qué persona que esté trabajando en el mismo problema que tú llamarías hoy, invitándolos a explorar una estrategia unificada que pueda tener un impacto más grande? Con nuestras decisiones diarias la historia va cambiando.