Meta humanos

Cuando el futuro toca a la puerta, ¿cómo lo recibimos?

La verdadera diferencia surge al preguntarnos: ¿Hacia dónde? ¿Son estos cambios para mejor?

¿Qué le dirías a tu yo del pasado? Hace poco vi un video donde distintas personas respondían a esta misma pregunta, y sus respuestas me sorprendieron. Algunas se arrepienten de sus decisiones y desearían advertirse a sí mismas, mientras que otras se sienten orgullosas y se envían mensajes como: “Todo estará bien”. Ahora que estamos a punto de iniciar el 2025, me pregunto: ¿qué responderíamos los guatemaltecos a esta pregunta, como país? ¿Cómo nos ha tratado el tiempo? ¿Qué hemos cambiado? ¿Qué hicimos para lograr nuestras metas? Y, lo más importante: ¿qué le diríamos a la Guatemala del 2015?

¿Cómo imaginamos a nuestro yo del futuro? ¿Cómo quisiera que fuera Guatemala en el futuro?

No deja de sorprenderme cómo, con los años, seguimos enfrentando en su mayoría los mismos retos y a las mismas personas que nos hacen daño. Sin embargo, es importante mirar atrás y reconocer que también tenemos logros que celebrar. Hace exactamente un año vivíamos en una intensa incertidumbre sobre el futuro. Hoy, algunas cosas son diferentes. Neruda escribió: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Podemos coincidir en que hemos cambiado. Pero la verdadera diferencia surge al preguntarnos: ¿Hacia dónde? ¿Son estos cambios para mejor?

Más que pensar en el pasado, creo que es momento de reformular la pregunta inicial. ¿Cómo imaginamos a nuestro yo del futuro? ¿Cómo quisiera que fuera Guatemala en el futuro? En mi caso, la respuesta es clara: imagino un país con más oportunidades para todos. Un país donde exista una relación directa entre esfuerzo y resultado. Donde las familias puedan vivir en paz, sin miedo a la violencia. Donde niños y niñas sean el centro de las decisiones, y los políticos entiendan que sus acciones nos afectan a todos.

En la mayoría de los retrovisores de los carros hay una frase que dice: “Los objetos en el espejo pueden estar más cerca de lo que parecen”. Así es el futuro: está más cerca de lo que creemos, y eso nos exige prepararnos para recibirlo. No basta con imaginar futuros posibles. Necesitamos valentía para construirlos hoy. Como guatemaltecos, enfrentamos grandes retos que deben resolverse con urgencia y de manera estructural, antes de que nos choquemos contra ellos.

Todavía no hemos llegado a la pregunta correcta. Esa sería: ¿Qué estamos haciendo hoy para construir el país que soñamos? Guatemala es un país por construir. Esto implica que hay mucho por hacer. Existen tantos lugares donde no hay: no hay hospitales, no hay centros de salud, no hay escuelas. Pero esto también representa una oportunidad: construir el primer hospital, el primer centro de salud, la primera escuela. Y hacerlo bien, de manera duradera y segura.

Es fundamental establecer una ruta clara y enfocarnos en ella. Como diría Timón en El rey león: “Es importante mirar siempre hacia dónde te diriges, en lugar de mirar dónde estabas”. Quizá lo correcto sea encontrar un equilibrio entre apreciar el pasado y tener un futuro claro hacia el cual avanzar.

Hace un año, desde BiciRuta 502, invitamos a candidatos de todos los partidos a conversar sobre el futuro de la movilidad en el país. Esa noche confesé algo: toda mi vida he sido un soñador, pero ahora creo que es momento de convertirme en un hacedor. Soñar es fácil, pero el verdadero reto y la verdadera victoria están en convertir esos sueños en realidad.

Que el futuro de Guatemala esté lleno de hacedores. Que este 2025 sea un año para transformar metas en realidades. Que sea un año donde los guatemaltecos veamos resultados tangibles, nos reconozcamos diferentes y mejores. Así, algún día, podremos mirar a nuestro yo del pasado y saber que hicimos lo correcto.

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