REGISTRO AKÁSICO
De adversarios a enemigos
Los daños morales resultan de tirrias inexplicables, deformación viciosa de la realidad y el odio sin sentido. También devienen del afán codicioso, la egolatría vana y el hedonismo sin frontera. Pareciera referirse únicamente a hechos individuales, pero sirven para mostrar la ineludible acometida contra la paz.
' La rivalidad de las potencias acaba la vida pacífica constructiva para privilegiar la agresión.
Antonio Mosquera Aguilar
La disolución de la Unión Soviética resultó por la quiebra de la decencia por parte de los dirigentes soviéticos. El territorio se convirtió en un conjunto de países enfrentados por luchas egoístas supuestamente para elevar el nivel de bienestar de sus poblaciones. Hoy, la conflictividad de Rusia con sus vecinos es proverbial, pues supone un retraso de siglos. Argumentos basados en historia medieval, así como en la disolución del Imperio zarista, son una narrativa delirante traída a cuenta en una agresión militar. Criticar a los revolucionarios rusos por el tratado de Brest Litovsk, en la primera guerra mundial, para justificar una invasión actual es extravagante. Vladímir Putin lo completa con un llamado al paneslavismo. La guerra de agresión, con el costo de vidas, por fines egoístas, terminó con el internacionalismo. Quienes se identificaban como comunistas, no pueden ostentar la convivencia pacífica contra nacionalismos agresivos. Más profundo aún, desapareció cualquier alternativa a la organización capitalista de la sociedad.
La actual Rusia se presenta como potencia amoral, sin importarle dinamitar el orden establecido desde la segunda guerra mundial. Una nueva guerra fría se instala con el peligro de una agresión nuclear por aventureros indiferentes a la suerte de la humanidad. El lenguaje de matones frente al rechazo a negociar por parte de los poderes mundiales dominantes, es la escena. La libertad de expresión se agostará sin mayor atención, pues los problemas económicos ocuparán la atención. ¡A callar! Solo autorizados provocadores se encargarán de tergiversarlo todo.
Durante muchos años, el ejemplo de las autonomías españolas sirvió para ilustrar la posibilidad de un Estado plurinacional funcional. Se mostraba la recreación cultural como fortalecimiento de la nación y mayor grado de respeto por las diferencias. Animar a la expresión en los idiomas nacionales era visto como un avance en la comprensión humana. Sin embargo, los últimos años se ha expresado un sentimiento patriotero localista. Se pasó de la convivencia multicultural a la dinámica amigo enemigo, sobre la base de diferencias culturales. De la misma manera que los nazis definieron a otros alemanes como raza inferior por su ancestro judío de varios siglos atrás, mientras no era apreciable ninguna diferencia fenotípica; en ciertas ciudades españolas, se discrimina cuando se habla castellano. Todavía más, plantean directamente la necesidad de independizarse bajo una expresión de odio a sus compatriotas. Engordados por el turismo, agreden al visitante al ofrecer direcciones equivocadas, cambios de precios a última hora; en fin, satisfacen sentimientos bajos como si obtuvieran alguna ganancia con su hostilidad.
De la misma manera como en el caso de las ideologías políticas, han destruido la confianza en las políticas de interculturalidad. Quienes se oponían a promover el avance plural de la cultura, se les ridiculiza al mostrar un proyecto cercano al fracaso y además destructivo. El menoscabo de un programa para mayor comprensión humana es derrotado por quienes subrayan la generalidad del egoísmo. El siglo XXI ha resultado en la quiebra de las buenas intenciones, la indiferencia moral y la agresividad perversa disfrazada de buena voluntad.