A CONTRALUZ

De Ivermectina y otras insensateces de Giammattei

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La vacunación en Guatemala es un completo desastre, en medio de un repunte del coronavirus que mantiene los hospitales a tope. El presidente es médico, pero parece que pasó de noche por las aulas universitarias porque no tiene la más mínima idea de lo que es una emergencia en salud y tampoco tiene capacidad de gestión. Con arranques hepáticos y nuevas restricciones quiere combatir una pandemia que desde hace ratos se le fue de las manos. Algo que se ha extendido al Ministerio de Salud y a otras áreas de la administración pública. El gobernante no puede alegar falta de recursos porque tiene disponibles Q1 mil 500 millones tan solo para la adquisición de las dosis de inmunización y no se ve nada claro. Esta situación se ha vuelto un caos porque ni siquiera ha podido administrar adecuadamente las vacunas donadas, que apenas llegan a las 286 mil. Tan grave es la situación que el sector privado ha tenido que salir en su auxilio.

Un informe de ourworldindata.org muestra claramente la debacle de la gestión del gobierno de Giammattei en el combate de la Covid-19. Veamos los números en América Latina: Chile ha logrado administrar las dos dosis de la vacuna al 28.31% de la población, y una dosis al 40.42%, lo cual significa que ha vacunado al 68.73% de chilenos. Uruguay ya vacunó completamente al 8.19% de la población y al 29.54% en forma parcial. En el área centroamericana, Panamá ha vacunado completamente al 4.06% y parcialmente al 8.41%; Costa Rica, totalmente al 4.56% y parcialmente al 6.95%; El Salvador, totalmente al 0.24% y parcialmente al 7.10%. Guatemala se ubica en el sótano de la lista con una vergonzosa vacunación parcial de 0.87%. Apenas logra superar al último lugar de la lista, Honduras, que solo ha vacunado parcialmente al 0.56% de su población. ¿Qué ha hecho el gobierno de Giammattei con el dinero disponible para las vacunas, el cual proviene de nuestros impuestos y que maneja desde el año pasado?

' Guatemala se ubica en el sótano de una lista latinoamericana con una vergonzosa vacunación parcial de 0.87%.

Haroldo Shetemul

La más reciente ocurrencia de Giammattei es dar “una receta gratis” al decir que la Ivermectina “sustituye por mucho” a la vacuna. Realmente resulta terrible que un médico plantee semejante insensatez que ha recibido el rechazo de la comunidad médica en general. ¿Saben, estimados lectores, de qué se trata ese fármaco de uso veterinario? La Ivermectina fue aprobada por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) para utilizarse en animales en el tratamiento de parásitos que se encuentran principalmente en el intestino y su uso es muy limitado en seres humanos. La Organización Mundial de la Salud recomienda no usar este medicamento, independientemente del nivel de gravedad o duración de los síntomas. La Universidad de San Carlos, la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia, la Escuela de Química Farmacéutica y el Centro Guatemalteco de Información de Medicamentos exhortaron a la población a evitar la automedicación con Ivermectina porque no está aprobada para el tratamiento del covid-19.

Si remotamente la Ivermectina sirviera para combatir el coronavirus, ¿por qué hasta ahora lo plantea Giammattei? La respuesta es muy sencilla. En su desesperación por lograr resultados debido a su incapacidad de gestionar la vacuna, el mandatario plantea esta salida fácil. Es una irresponsabilidad plantear su uso porque no existe evidencia razonable de que la Ivermectina tenga eficacia en el combate del covid-19. De lo que sí existe certeza es que sin vacuna el país está en un riesgo mayúsculo. La Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas asegura que la vacunación es la mejor estrategia contra el virus y que si no se administra de manera urgente habrá consecuencias devastadoras, ya que cada vez que el virus se transmite aumentan las posibilidades de que contraigamos cepas nuevas más resistentes y, por lo tanto, más mortíferas.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.