CON OTRA MIRADA
De orden del Quetzal a patrimonio cultural
Con la creación de la primera Facultad de Arquitectura (1958), sus fundadores hicieron posible la formación de nuevos profesionales que hasta entonces se habían visto obligados a capacitarse afuera. Sus estudios, llevados a cabo bajo el influjo de grandes pensadores y transformadores del urbanismo y la arquitectura, les permitieron introducir en nuestro medio la Arquitectura Moderna y Contemporánea, poniendo a Guatemala en el mapa de las ciudades que dejaban atrás los viejos modelos, enfrentando con capacidad vanguardista, elegancia e ingenio los retos del siglo XX.
En mi calidad de integrante de la tercera promoción fui testigo de su loable trabajo y siempre les expresé mi agradecimiento por la formación recibida. La trascendencia de su huella me llevó a proponer al presidente Álvaro Arzú Irigoyen que el Gobierno reconociera su obra, dándoles la orden del Quetzal en su máxima expresión; no hubo resultado.
En los primeros meses del siguiente gobierno (2000) conté con el aval del viceministro de Relaciones Exteriores, licenciado Ramiro Ordóñez Jonama, aunque tampoco se concretó, por lo que debí esperar un nuevo gobierno.
' Después del acto brindamos por ese logro y, de mi parte, di por concluido el trámite.
José María Magaña Juárez
El 2 de febrero de 2004 me dirigí a la señora viceministra de Relaciones Exteriores, solicitando su apoyo, presentando un resumen de lo actuado. Con fecha 16 de marzo de 2004 me fue enviada una nota indicando “… ese homenaje no corresponde al Ministerio de Relaciones Exteriores, sino al de Cultura y Deportes, sugiriendo encaminar las gestiones en esa dirección”. Hecha la consulta verbal sobre semejante respuesta, me fue indicado que la condecoración solicitada no era aplicable, puesto que los arquitectos habían usufructuado de su profesión…
En abril 2005 insistí ante la Presidencia para que, con el aval de su secretario privado y del ministro de Cultura y Deportes, fuera reenviado el expediente al Ministerio de Relaciones Exteriores. Ante un nuevo rechazo (verbal), propuse otorgar la medalla Presidente de la República (a quienes se han distinguido por su esfuerzo en favor de la cultura nacional, la ciencia, el deporte y cualquiera otra actividad creadora en beneficio del país), o la Orden Presidencial (a personas individuales o jurídicas o extranjeras, por aportes a las ciencias, la educación, la cultura, el desarrollo y en otras actividades que contribuyan o hayan contribuido al engrandecimiento del país).
De nuevo hubo silencio. El ministro de Cultura y Deportes me propuso optar por la Orden Nacional del Patrimonio Cultural, con lo que estuve de acuerdo.
El 14 de diciembre de 2006 se impuso la Orden Nacional del Patrimonio Cultural de Guatemala, otorgada por el presidente de la República, licenciado Óscar Berger Perdomo, a los arquitectos Roberto Aycinena Echeverría†, Carlos Haeussler Uribio, Jorge Montes Córdova, Raúl Minondo Herrera, Pelayo Llarena Murúa y Jorge Molina Sinibaldi, acto que estuvo a cargo del ministro, doctor Manuel Salazar Tetzagüic.
Contrario al objeto de la Orden, de reconocer a quienes hayan hecho aportaciones valiosas en beneficio del patrimonio cultural de la Nación, los homenajeados, sin proponérselo, introdujeron uno nuevo: la Arquitectura Moderna y Contemporánea, representado en edificios en el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala, zonas 9 y 10, pero sobre todo en el Centro Cívico, que es el conjunto urbano, arquitectónico y artístico de esa categoría más importante del país.
El Estado, al poner en evidencia la obra de los maestros, colegas y amigos, dio paso, para mi satisfacción, a la valoración de ese nuevo patrimonio cultural implícito en la iniciativa de siete años atrás.
Después del acto brindamos por ese logro y, de mi parte, di por concluido el trámite.