Si me permite

Descuidar amistades es como destruir un puente

Los amigos son los que ayudan a pasar momentos difíciles y buscar nuevas alternativas.

“No te des prisa en adquirir nuevos amigos, ni en dejar los que tengas”. Solón

En nuestras relaciones interpersonales en la sociedad moderna, fácilmente nos dirigimos a las personas hablándoles de amigo, pero, a la verdad, tenemos que aceptar que aquellos que son auténticamente amigos es por la manera en que somos aceptados y correspondemos también de nuestra parte aceptarlos.

Las auténticas amistades tardan en cultivarse, pero por descuidos pueden perderse en un instante.

Entonces, cuando hablamos de amigos, estamos hablando de un marco de relación que va más allá de las apariencias y trasciende las circunstancias que estamos atravesando porque hay una mutua pertenencia entre las partes que puede calificar la relación de amistosa. Es sorprendente que más que uno mismo, son los que nos rodean los que conocen las relaciones identificándonos con quienes somos amigos.

Es de aceptar que rara vez una amistad se forma en un instante y de una manera casual. Es posible que una simple introducción que se sigue cultivando con acercamientos nos permita formar amistad con algunas personas que probablemente no imaginábamos. Y cuando recordamos  cómo nos conocimos y llegamos a ser amigos, algunas sonrisas se van a formar en el rostro o algunos más audaces podrán contar hasta un chiste.

El término “amistad” ha llegado a ser muy común y empezamos a escuchar la terminología de “verdaderos amigos”, implicando que son aquellos que no solo son auténticos, sino que también están dispuestos a ir la milla extra con uno cuando la situación lo amerite. Dicho en otras palabras, son aquellos con los cuales uno puede contar siempre.

Hay que tener mucha precaución de no limitar amistades con las cuales uno está disfrutando momentos de prosperidad. Por lo contrario, la verdadera amistad se nota cuando la vida nos causa algún efecto que nos deja adoloridos. Y sin uno pedirles su apoyo, aparecen antes que los familiares y hacen su acto de presencia poniéndose a la orden para aliviar la situación que se está viviendo. Situaciones como esas jamás se olvidan y siempre se recuerdan como el verdadero amigo que estuvo presente en el momento en que más se necesitaba.

Es innegable que algunas amistades, por su manera de ser y la forma como llevan la vida, nos ayudan a cambiar el rumbo que nosotros nos habíamos trazado y las metas que nos habíamos propuesto. Debemos entender que estos cambios en algunos casos no son tan convenientes y que no nos favorecen para mejorar nuestra vida. En estos casos se debe ser más que prudente para saberse alejar de estas amistades.

Por otra parte, hay amistades a las cuales les debemos dar el crédito que  se merecen por la influencia y el apoyo de esas personas que se tomaron el tiempo de llevarnos a un nivel que jamás habíamos soñado.

Es trabajo individual, y posiblemente con una sabia y correcta consejería, saber evaluar a quienes consideramos nuestros amigos, para poder ser selectivos en conservar estrecha relación con los mejores y una prudente y adecuada cercanía con aquellos que no nos ofrecen un ideal digno para nosotros y para los nuestros, que forman parte de nuestro círculo íntimo de vida.

Vivamos siempre con una palabra de gratitud para aquellas personas que con su amistad han invertido y aportado a nuestra vida para que seamos lo que hoy, con el favor de Dios, somos.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.