A CONTRALUZ
Desprestigiados y aislados
El presidente Alejandro Giammattei y la alianza de la narcocleptocracia están jugando con fuego. Confiados en que tienen bajo su control la mayoría de instituciones del Estado, no entienden que han llevado al país a una crisis insostenible y cuyos resultados son impredecibles. Pocas veces ha habido una confluencia interna y externa de rechazo que ha llevado al aislamiento de las autoridades de turno. Giammattei y sus aliados creen haber logrado una gran victoria al haber revertido la lucha contra la corrupción y la impunidad, lo cual les deja abiertas las puertas para saquear los recursos públicos sin mayor impedimento. Eso ha implicado el repudio a nivel nacional e internacional. Es un duro revés porque demuestra que no han engañado a nadie de que este presidente se ha negado a desmontar el régimen de oprobio existente. Al contrario, ahora Giammattei se ha convertido en el principal operador de esa mafia incrustada en el Estado.
' Estamos frente a una estructura de impunidad que corroe el estado de Derecho.
Haroldo Shetemul
Durante mucho tiempo, Estados Unidos envió señales claras de que requería un fuerte compromiso de mantener la lucha contra la corrupción. Para que no quedaran dudas expresó su respaldo irrestricto al abogado Juan Francisco Sandoval, jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (Feci), heredera de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig). Sin embargo, creyéndose el hombre fuerte de este ensayo de país, Giammattei hizo pública su ojeriza contra este fiscal al repetir las mentiras que propalan los netcenter de que tenía sesgo ideológico y efectuaba una persecución selectiva. La suerte de la Feci estaba echada porque pocas semanas después la fiscal general cumplió los deseos de su “amigo el presidente”, sin importar el impacto que esto iba a traerle al Ministerio Público (MP). Por eso cuando Estados Unidos dice que ya no confía en ella y retira su apoyo a esa institución, el problema no es cuestión de dinero o asistencia técnica. Se trata de que Giammattei y Porras son vistos como parte de la banda que arrasa el precario estado de Derecho del país.
No, no es solo que el presidente instruya a su canciller para que busque apoyo para el MP con otros países amigos. Eso es no entender lo que realmente ocurre y demuestra cuán pequeña es la mentalidad aldeana de este señor. No dimensiona que a nivel externo ha habido un grave retroceso en la imagen del país porque se ha desmantelado una estructura eficaz de lucha contra la corrupción. En dos platos, eso significa que Giammattei y Porras han torpedeado la estrategia de Washington para la región centroamericana. Si no entienden eso quiere decir que no saben absolutamente nada de política exterior. Hasta la misma vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, anunció aquí la creación de una fuerza de tarea para investigar la corrupción y capacitar a fiscales locales. Ahora, ¿con qué cara va a decir Giammattei que apoya esa iniciativa si su fiscal general está completamente desprestigiada por sospechas de apoyar la corrupción e impunidad?
Esa alianza criminal ha hecho estragos en los demás organismos del Estado, como lo demuestra el hecho de que la Corte Suprema de Justicia continúe como el escudo protector de corruptos. Solo así se entiende que esa corte haya mantenido la inmunidad a diez magistrados sobre quienes pesan sospechas de haber influido en la elección de aspirantes a las salas de Apelaciones. Sí, estamos frente a una estructura de impunidad que corroe el estado de Derecho. Este es el grave problema porque para satisfacer los intereses de una mafia incrustada en el Estado han desmantelado la poca institucionalidad que existía en el país. Esa es la razón por la que miles de personas, principalmente de los pueblos indígenas, exigen la renuncia de Giammattei y Porras, una marea humana que no parará hasta lograr que estos indignos dejen el poder.