PUNTO DE ENCUENTRO

Después de la elección: un llamado a la unidad

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Mientras escribo esta columna continúan actualizándose los datos del proceso electoral realizado el domingo. Con más del 90% de los votos escrutados no habrá ya mayores sorpresas, quizá sí algunos ajustes en el número de diputados por algunos distritos o en ciertas alcaldías.

Pero el escenario está ya configurado. Los candidatos de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Sandra Torres, y del partido Valor, Alejandro Giammattei, se disputarán la presidencia en una segunda ronda, prevista para el mes de agosto. Y en el Congreso habrá una mayoría legislativa que intentará imponer —como lo ha venido haciendo en los últimos años— una agenda en beneficio de sus intereses.

Aunque algunas bancadas como la de FCN Nación redujeron en buena medida su tamaño —hay que recordar que se volvió mayoritaria gracias al transfuguismo—, la tendencia dominante en el Congreso sigue siendo la del conservadurismo. Incluso, fueron reelectos varios de los diputados sobre los que pesan graves señalamientos por casos de corrupción.

La vieja política se impuso, como era de suponer, porque todavía en este país persiste un sistema perverso caracterizado por el caudillismo, el clientelismo y por vicios profundos en el financiamiento, donde la mayoría de partidos terminan siendo solamente vehículos electorales de las mafias tradicionales y emergentes.

Además, los acontecimientos que se fueron sucediendo uno tras otro desde fines de 2017 —impulsados desde el Ejecutivo, con el apoyo de una mayoría de diputados impresentables y de casi todos los magistrados de la CSJ—, sumados a los altísimos niveles de judicialización del proceso electoral, agudizaron la crisis a tal punto que este proceso no podía verse como una salida, sino como la siguiente fase de la crisis. Y así ocurrió.

Pero no todo fue sombrío. Obtuvimos también pequeñas victorias, que en este escenario de regresión y autoritarismo hay que saber valorar. El cuarto lugar obtenido por el binomio presidencial del Movimiento por la Liberación de los Pueblos (MLP) —casi medio millón de votos con el 97% de las mesas procesadas— sabe a triunfo.

El que Thelma Cabrera, una mujer maya, campesina y líder de un movimiento criminalizado y estigmatizado, haya logrado movilizar a una buena porción de la sociedad chapina —tan conservadora y tan racista— es un buen síntoma. Más aún cuando durante varios años se mantuvo una agresiva y sostenida campaña pública de desprestigio en contra de Codeca —la organización de la que nació el MLP— y se asesinó a varios de sus líderes.

' De haber ido unidas, las fuerzas democráticas y progresistas habrían disputado el segundo lugar.

Marielos Monzón

Y un buen síntoma también es el 20.62% que juntos obtuvieron las opciones progresistas, democráticas y de izquierda: MLP (10.38%), Winaq (5.17%), URNG (2.12%) y el 2.95% que de manera conjunta sumaron Encuentro por Guatemala, Convergencia y Libre, que de haber ido todos unidos les habría permitido incluso disputar la segunda ronda electoral.

Otra buena noticia es que en el Congreso habrá un bloque de al menos 15 diputados provenientes de algunas de estas fuerzas partidarias y del movimiento Semilla que podrían hacer avanzar una agenda legislativa conjunta que defienda derechos y libertades y que se oponga con firmeza a la corruptela y a la agenda regresiva que se querrá imponer. Seguramente también habrá otros diputados y diputadas decentes que se sumen a este esfuerzo y que procuren hacer “otra política”, porque se nos vienen otros cuatro años difíciles, de Estado capturado.

Por eso termino esta columna haciendo un llamado a la unidad, como único camino posible para construir un país distinto. Esta no significa la ausencia de diferencias, sino la capacidad de ponernos de acuerdo y lograr consensos en beneficio del país y, sobre todo, de las personas y pueblos más excluidos.

ESCRITO POR:

Marielos Monzón

Periodista y comunicadora social. Conductora de radio y televisión. Coordinadora general de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP). Fundadora de la Red Centroamericana de Periodistas e integrante del colectivo No Nos Callarán.