La robótica “es lo más importante, un nombre femenino que se le da a todos aquellos aparatos manejados desde fuera de su contexto”. Es una técnica que se utiliza en el diseño y la construcción de drones y aparatos que realizan operaciones o trabajos, generalmente en instalaciones industriales, en sustitución de la mano de obra y del pensamiento humano.

La robótica educativa —o robótica pedagógica— es una disciplina concebida para que los estudiantes se inicien desde edades muy tempranas en la robótica y la programaciòn de forma interactiva, orientada principalmente a asignaturas complejas, como la matemática, física e informática, entre otras, que facilita y motiva la enseñanza-aprendizaje de las ciencias y las tecnologías.

“Las comunicaciones, la informática y sobre todo la robótica y todas las aplicaciones de la electrónica en general tienen su origen en la electricidad y el magnetismo”.

Japón es el mayor fabricante de robots industriales del mundo, que se destaca en ingeniería de precisión y electrónica, que parecen una evolución natural. Aquí nacen los robots del mañana, flexibles, ágiles, inteligentes como puede ser una máquina. Para algunos productos, esta fase ya está muy avanzada. Es el caso de los drones, sobre todo los profesionales. Es un ámbito donde se encuentran entre las más exitosas del mundo en el desarrollo territorial urbano.

La construcción de artefactos capaces de llevar a cabo una acción ha generado una transformación innegable en la manera en la que en el mundo de hoy se diseñan y desarrollan procesos industriales, militares y sociales que promoverá la continuidad de conocimientos y la transición a la fase humana industrial, como los drones, que en urbanismo son buenos auxiliares de análisis territorial. La responsable de estos avances tiene nombre propio: robótica.

La tecnología se ha impuesto como un medio para acceder a un mundo de rigurosa complejidad. Muchas veces se piensa que manejar un simple equipo doméstico se infiere por hábito y no por aprendizaje. Otra visión, también errónea, es considerar a los instrumentos computacionales con la finalidad de su uso mediante el sistema de apretar botones, por lo cual la persona se hace a la idea de que es igual a una máquina de escribir supermoderna, que requiere de un aprendizaje exclusivo desde el ámbito de la práctica. Tanto en el comercio, la industria o la vida cotidiana se manejan estos aspectos del imaginario colectivo en el que es preciso incursionar.

Surge, entonces, otro concepto: el analfabetismo tecnológico, que se establece como un proceso del cual se debe tomar conciencia, a fin de que se puedan encontrar las posibles soluciones que genera esta problemática. Se tiene como finalidad impulsar las características fundamentales del “analfabetismo tecnológico” en el ámbito computacional —tecnologías de la información/comunicación—, así como también destacar esto en la educación en el ámbito escolar “oficial” y “no formal”.

Ahora, en nuestras ciudades podemos encontrar inteligencia artificial y robots en la mayoría de los espacios en común. Los drones, los cajeros automáticos y los semáforos inteligentes son un pequeño ejemplo de este auge tecnológico. “Por segundo año consecutivo, se superó el récord mundial de 500 mil unidades”, afirmó la presidenta de la Federación Internacional de Robótica. “En el 2023, se espera que el mercado de robots industriales crezca un 7%, hasta alcanzar más de 590 mil unidades en todo el mundo”.