CABLE A TIERRA

El cerco para Arévalo

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Es importante que la ciudadanía esté informada y dimensione el alcance y las repercusiones del clima aún más hostil que enfrentará Bernardo Arévalo y su equipo de trabajo, una vez asuman el cargo el 14 de enero del 2024. Quiero situarme en el escenario de que efectivamente tendremos cambio de gobierno y que todas las perversidades que está liderando el Ministerio Público en contra de la democracia y del partido Semilla no prosperarán. De no ser así, de instalarse ilegal y arbitrariamente a un figurín de la corrupción para mantener al #PactoDeCorruptos en total control del Estado, mejor olvidarse de que el Estado recupere su utilidad para el ciudadano común. La finalidad del Estado terminará de mutar, consolidando su crucial papel en el enriquecimiento ilícito, el tráfico de influencias y el mantenimiento de las estructuras de impunidad y de beneficios concentrados que se adueñó plena y visiblemente del mismo a partir del 2016. No es que esos males no existieran de antes, pero del 2016 para acá tomaron preponderancia. Con ello, el Estado fue perdiendo el interés y las capacidades que le quedaban para proveer respuesta a la ciudadanía frente a tantísima necesidad y amenaza que les agobia. En palabras llanas de un ciudadano de a pie: “Antes robaban, pero algo hacían; ahora se robaron hasta la vergüenza”.

' Quieren que la ciudadanía se desencante de buenas a primeras de la gestión de Arévalo.

Karin Slowing

En respuesta a esta realidad es que la mayoría de la población se volcó a votar por Bernardo Arévalo y el Movimiento Semilla y es por eso, que el Pacto De Corruptos, por intermedio del MP y ahora también del Congreso, con los desatinos presupuestarios que quieren imponer, los ataca con tanta vehemencia, les pretende anular su capacidad política y financiera, sin importarles si en el proceso destruyen el país. Además, quieren “aleccionar” a una ciudadanía que decidió usar finalmente la fuerza de su voto para procurar civil y pacíficamente un rumbo diferente para el país. Quieren “aleccionar” a los liderazgos indígenas y a la población en general que se ha movilizado y manifestado tan hidalgamente en contra de perder su democracia y la posibilidad de un futuro un poco más digno que el que vivimos ahora. Quieren que aceptemos en silencio y hasta agradecidos, el yugo de la corrupción.

Les molesta demasiado que Bernardo Arévalo, tanto por sus características personales como por el legado político que encarna, nos haya hecho recordar que los guatemaltecos sí podemos aspirar a una gestión pública proba y que anteponga a la ciudadanía y a los más vulnerables de la sociedad, frente a otros intereses particulares. Y lo que no quieren, es que lo logre.

Hoy por hoy, se trata de llegar al 14 a las 14. Pero es muy importante que la ciudadanía entienda el cerco que le están montando al presidente electo y al equipo que está formando para asumir el gobierno. La prioridad es que la ciudadanía se desencante de buenas a primeras de su gestión. Que pierda su base de apoyo legítimo, que es su fuerza política. Esto nos obliga, en primera instancia, a ser cautos con las expectativas. Recordar que si antes del 2016, ya era difícil mover el aparato estatal en el sentido correcto, para que realizara acciones a favor de la población, siete años más tarde, con el nivel de deterioro, corrupción y disfuncionalidad que hay en la administración pública, solo lograr arrancar el motor viejo y oxidado del aparto institucional será una labor titánica en sí misma.

Y no, no estoy apelando a que seamos condescendientes, sino a estar alertas y conscientes de esta jugada, para no caer en las múltiples trampas de desinformación y de deslegitimación de su gestión que fácilmente se anticipan, y que casi que ya operan desde antes de que esta dé inicio.

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