SI ME PERMITE

El Día del Cariño refleja una relación cultivada

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“Un amigo es una persona con la que puede pensar en voz alta”. Ralph Waldo Emerson

El calendario del año trae la conmemoración de algo diferente para cada día. Es comprensivo que tengamos una fecha dedicada al Día del Cariño. Lo que es mucho más valioso es si este día es integrado en el modo de vivir en lo individual y no una simple fecha que se distingue en el calendario con fines sociales o comerciales.

' Mucho más de lo que se regala en estos días es lo que uno significa para quien se considera amigo.

Samuel Berberián

Cuando uno tiene cultivada una voluntad sana y ajustada conforme a su personalidad, tendrá una manera muy propia de celebrar el Día del Cariño a lo largo de su vida, y no será simplemente una fecha, sino una forma de relacionarse con las personas que conviven en su derredor, al punto de que para los que nos conocen es fácil describirnos con los distintivos que uno tiene.

Por eso decimos que el cariño es algo que nace, primeramente, en la voluntad de la persona y luego se transmite en las emociones, al extremo de que es un distintivo de la persona. En estos días en que la gente vive muy apurada y además se interrelacionan como agencias y no como humanos, necesitamos replantear nuestros valores.

Debemos reflexionar en el sentido de qué tendrán nuestras relaciones personales cuando, por ejemplo, nos sentamos a comer en un comedor o cuando nos transportamos y los que nos rodean son simplemente pasajeros. Y agregar a esto que solo un día al año nos expresamos con la mayor amabilidad, siendo emotivos y cariñosos, con algún obsequio o tarjeta, y esta práctica queda en el olvido hasta el próximo año en la misma fecha, con las mismas personas.

Todas nuestras relaciones se inician por una atracción y afinidad que nos lleva más allá que la simple necesidad de coincidir para hacer lo rutinario de la vida. Por ello debemos crear puentes y abrir caminos en ellas, pudiendo comunicar modalidades de cariño sin tener que proyectar perfiles que sean comprometedores por el hecho de que convivimos y no simplemente nos relacionamos con los que nos rodean.

Es muy sencillo ver en los niños que han sido bien educados e instruidos cómo saben relacionarse con amabilidad, lo que hace del encuentro un momento agradable y tiene la capacidad de cambiar la atmósfera de lo que estábamos viviendo. ¿Por qué ese encanto y esa magia no los podemos conservar en la vida como adultos y reflejar en cada encuentro y en cada trato con el prójimo, un momento tan agradable que pueda mejorar el estado de ánimo que este está viviendo?

Claro está que debemos dedicar el máximo potencial, primeramente a los nuestros, porque les pertenecemos, y luego con cortesía y educación a la gente con la que nos relacionamos, para que el tiempo que compartamos sea agradable. No podemos negar que nosotros, por las necesidades personales que tenemos, debemos tolerar algunas relaciones de la vida, y si pudiéramos evitarlo sin duda lo haríamos. En un terreno muy individual podemos ser los que hacemos la diferencia y ofrecer en nuestro trato un tiempo agradable.

Cuando uno recibe un trato cariñoso es fácil poderlo corresponder, pero el mayor de los méritos es ser iniciadores para convivir, sin importar las circunstancias. Todos estamos invitados a ser agentes de cambio y el cariño expresado en el diario vivir hará ese cambio que los que nos siguen en la vida habrán de apreciar al máximo.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.