PLUMA INVITADA

El fantasma del encierro

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A lo largo de este año y medio de pandemia, el mundo ha cambiado drásticamente en lo referente a los encierros de la población. Al inicio se pensaba que eran absolutamente necesarios para mantener a salvo a las personas sin importar el deterioro económico de la familia y el país. Luego la opinión cambió totalmente en donde se manifiesta que los encierros no son útiles para el control del contagio y que el daño económico que provocan es demasiado grande.

' La situación de hoy en día, si bien no es tan grave como la de julio 2020, merece que le prestemos atención, porque son casi 20,000 casos.

Carlos R. Paredes

Guatemala vivió encierros que podríamos calificar de parciales y circulación limitada durante la Primera Ola de contagio. En nuestro caso, los datos son claros que el encierro no tuvo mayor efecto en la curva del contagio. Por supuesto se reduce grandemente la movilidad de la gente, pero no con ello se logra reducir el % positivos. Por tal razón, estamos convencidos que los encierros no ayudan a bajar el contagio a menos que sean totales y que duren por lo menos 2 períodos de contagio (3 semanas).

Lo que si se demostró es que los encierros sí son el último recurso para aliviar el Sistema de Salud de un próximo colapso. La sobrecarga que vivió nuestro precario Sistema de Salud se vio en el número de personas fallecidas en la Primera Ola. El indicador alcanzó su valor máximo de 64 personas el 13 de julio 2020. El elevado número de personas fallecidas se debió a razones como: desconocimiento de un tratamiento temprano efectivo, arribo tardío del enfermo al hospital en donde ya era tarde para salvarle la vida y mala atención en los hospitales por estar estos saturados, con pocos insumos, bajos en personal y próximos al colapso.

La situación de hoy en día, si bien no es tan grave como la de julio 2020, merece que le prestemos mucha atención porque con casi 20,000 casos activos los hospitales están totalmente llenos de pacientes requiriendo atención y en ocasiones, cuidados intensivos. Hoy el aspecto crítico no es el número de pacientes fallecidos sino el número de camas que aún están disponibles para enfermos. Es un dato valioso que desafortunadamente no se tiene disponible al público en la plataforma del MSPAS.

Por supuesto, ahora no vemos un número elevado de personas fallecidas como hace un año sino que está estable levemente por encima de 10 personas y lamentablemente, no vemos que baje. Adicionalmente, nuestra curva de casos acumulados se desplaza sobre la línea recta evitando el crecimiento exponencial, pero se observa un fuerte cambio de pendiente. Hoy tenemos un crecimiento de la curva de casos acumulados de casi de 1,100 casos confirmados al día cuando hace unas semanas el crecimiento era de sólo 600.

Es mi opinión que la situación actual del contagio en Guatemala es el resultado de un descuido generalizado de la población. Nos relajamos y dejamos de cumplir los protocolos de seguridad y las medidas de prevención. Lo más influyente es que hemos dejado de respetar el semáforo del TAS y hemos adquirido un sentido de falsa seguridad porque llevamos 5% de la población vacunada. No sigamos en ese engaño colectivo, las vacunas son el camino para vencer el contagio y empezarán a ser efectivas cuando el porcentaje de vacunados se acerque al 60% de la población. Mientras se alcanza el porcentaje, debemos respetar el semáforo y cuidarnos mucho para evitar el colapso del Sistema de Salud. Es la única manera de seguir abiertos y lograr alejar de nosotros el Fantasma del Encierro.

ESCRITO POR:

Carlos R. Paredes

Consultor en desarrollo institucional y empresarial. Máster en Economía Aplicada y Administración de Negocios. Ingeniero Mecánico Industrial. Exdirector ejecutivo del Campus Sur UVG. Exdecano de la Facultad de Ingeniería UVG. Catedrático universitario.