CON OTRA MIRADA
El fiambre, plato favorito de tantos
El Fiambre es un plato de la gastronomía chapina que se sirve frío. Según la tradición, su origen resale al siglo XVIII, cuando en el Día de Los Muertos, una visita de familiares se alargó y fueron sorprendidos por la cocinera, quien, al no contar con suficiente comida, juntó todo lo que tenía a disposición, lo mezcló, sazonó y sirvió. El éxito de aquella afortunada iniciativa se institucionalizó como plato oficial del 1 de noviembre, en ese rico sincretismo cultural que para los guatemaltecos, en términos generales, marca el inicio del fin de año.
' Probaron la porquería de fiambre resultado de los pésimos ingredientes surtidos por su propia corrupción.
José María Magaña
Su preparación requiere variedad de ingredientes: maíz, zanahoria, habas, güisquil, pacaya, rábano, cebolla, aceitunas, huevo duro, espárrago, pollo, embutidos y quesos, entre otros, por lo que el sabor varía en cada familia. Eso hace que el nuestro sea el más sabroso. Lo hay blanco y rojo; en este último prevalece la remolacha. Participan todos, empezando por quien cubre los gastos. Están quienes pican vegetales, quesos y embutidos, y quien hace la cocción de verduras y el pollo, del que deriva el caldillo, que da el toque final. De mi parte, contribuyo con los dulces tradicionales antigüeños, que junto a la multiplicidad de sabores, ofrece una amplia gama de colores que se suma al esplendor cromático de la mesa.
De esa cuenta, el miércoles 1, muy de mañana fui al mercado a comprarlos. Según yo, por madrugador, encontraría el mercado semidesierto, pero ¡qué va!, cruzando el Portal me encontré con Evaristo, a quien hacía meses no veía ni sabía de él. ¿Cómo has estado, compa? fue su festivo saludo. ¿Qué hacés por estos lares tan temprano? Le expliqué la importancia de recordar a nuestros ancestros en el seno familiar, pues no visitamos el cementerio; encuentro sin otro compromiso más que pasarlo bien y disfrutar del Fiambre casero que espero todo el año.
A propósito de fiambres, dijo, no te parece paradójico, guardando las distancias y sin menospreciar tan sabroso manjar, ¿cómo se parece al revoltijo que la clase dominante de nuestro país hace de las leyes, la institucionalidad y el manejo de la cosa pública tendente a sabotear al binomio ganador de las elecciones generales?
Te cuento que hace un mes fui a gringolandia a ver a mi hija menor, porque nació su primer hijo, ¡mi tercer nietecito, imaginate! Vive en New York, en donde mantiene contacto con la comunidad chapina radicada porái. Fuimos a una manifestación organizada frente a la Embajada de Guate, en el 276 Park Avenue South, en donde, entre otras expresiones de rechazo al fiambre político y la solicitud de renuncia de funcionarios corruptos, un grupo de músicos dedicó una canción al presidente de la República inspirada en el libro de Marvin del Cid y Sonny Figueroa: ¡Yo no quiero ser reconocido como un hijueputa más! La solidaridad del ambiente fue contagiosa.
Salí de Guate el 30Sept, cuando los 48 Cantones de Totonicapán, autoridades indígenas, mestizos y ladinos publicaron su llamado al Paro Nacional Indefinido. Al regresar, veo con satisfacción que el llamado hizo tambalear al grupúsculo de poder que jamás había sido tocado por nadie, más que por la Cicig en 2015, cuando los desenmascaró junto a integrantes de los famosos cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad incrustados en la administración pública. Les hicieron probar la porquería de fiambre resultado de los pésimos ingredientes surtidos por su propia corrupción.
¡Te deseo buen provecho y brindaré por tus muertos! Me dio un apretón de mano y siguió su camino.