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El mal dentro de nosotros

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Hoy hace 112 años nació el novelista William Golding, en St. Columb Minor, Newquay, un pueblo al sur de la isla británica, en Cornwall. Su novela El Señor de las Moscas (Lord of the Flies) es relevante hoy, porque describe un proceso rápido de descomposición social.

' Es posible frenar la descomposición social.

Carroll Ríos de Rodríguez

Golding relata en su autobiografía Billy the Kid que de niño fue peleonero: “Yo era fornido y entusiasta y disfrutaba hiriendo a las personas…”; y aprendió que difícilmente ganaría amigos dando rienda suelta a su agresividad. Luego de licenciarse en literatura de la Universidad de Oxford, fue maestro de niños revoltosos, hasta que estalló la II Guerra Mundial. Se enlistó en la fuerza naval inglesa y pasó seis años en alta mar. “Empecé a ver lo que las personas son capaces de hacer,” afirma Golding al recordar los crudos combates. “Cualquiera que atravesó esos años sin comprender que los hombres producen el mal como una abeja produce la miel, debe estar ciego o mal de la cabeza”.

Golding se inspiró en sus alumnos de primaria y en sus experiencias de guerra para redactar El Señor de las Moscas. Fue rechazada 21 veces, por diferentes editoriales, pero se publicó finalmente en 1954. El público lector no compartió el desdén de los editores por la novela, ahora considerada clásica. Se ha traducido a 30 idiomas y se produjeron tres versiones cinematográficas (1963, 1975 y 1990).

Esta novela alegórica sigue las aventuras de una treintena de niños de aproximadamente 12 años que se encuentran varados en una isla tras sobrevivir un accidente aéreo. Inicialmente, los niños organizan su convivencia siguiendo las directrices de Ralph, quien los exhorta a construir viviendas y mantener vivo un fuego en la cima de una montaña, el cuál revelará su ubicación a posibles rescatistas. Este fuego es símbolo de su esperanza de volver a la civilización.

Inicialmente, los niños usan una concha para tomar turnos al hablar. El niño en posesión de la concha expresa su opinión. La retroalimentación de los demás ayuda a Ralph a ser un mejor líder. La concha representa tanto la autoridad como el orden democrático.

Jack, el némesis de Ralph, usa la concha cuando le conviene, pero la desprecia cuando estorba sus intereses. Él prefiere salir de cacería, no sólo porque quiere comer carne, sino porque tiene hambre de dominación sobre las demás criaturas. Jack forma una tribu nueva y cada vez más niños lo siguen. Actúa como un dictador que manipula a sus súbditos. Esta tribu prescinde de reglas claras y carece de un norte ético. Los niños se van volviendo cada vez más salvajes y violentos, y llegan a matar a dos compañeros.

Golding ilustra así lo que Nabucodonosor descubrió en un sueño: todos los hombres tenemos pies de barro. Somos vulnerables y capaces de cometer los pecados más horrendos. El mal está dentro de nosotros. De hecho, el título de la novela hace alusión a Baal-Zebub o Belcebú, que en hebreo significa “señor de las moscas”. El autor describe gráficamente cómo los niños matan un jabalí y clavan su cabeza en un poste. La cabeza atrae moscas conforme se pudre.

El jabalí descompuesto es una metáfora de lo que ocurre a los niños por abandonar las buenas costumbres. Incluso Ralph, en algún momento, pierde el autodominio y se entrega al salvajismo. Los chicos se dejan ir en parte porque no creen poder retornar a sus vidas en Inglaterra, y en parte porque no quieren cargar con responsabilidades, trabajo y seriedad. Como Belcebú, se hacen dioses engreídos que viven de espaldas a Dios. Y el terror los envuelve y los invade por dentro. Al final del libro, Ralph es rescatado y sale de la pesadilla, subrayando que siempre podemos retomar el camino del bien y buscar el perdón.

ESCRITO POR:

Carroll Ríos de Rodríguez

Miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES). Presidente del Instituto Fe y Libertad (IFYL). Catedrática de la Universidad Francisco Marroquín (UFM).