SI ME PERMITE

El pasado enseña a hacer mejor las tareas

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“Uno no puede y no debe tratar de borrar el pasado simplemente porque no encaja en el presente”. Golda Meir

Muchas veces hay una determinación de olvidar el pasado que uno ha vivido. Si esto se logra, lo que se está haciendo es perder lo que el proceso de la vida nos ha enseñado. Claro está que no hay que vivir en el pasado, pero sí tenerlo presente para no repetir aquello que nos ha dañado, y afirmar todo lo que ha sido favorable y productivo. Sin lugar a duda, este análisis solamente lo puede hacer uno mismo porque lo ha tenido que vivir.

' El solo repetir un pasado es la triste ausencia de saber trazar un futuro de progreso favorable.

Samuel Berberián

Cuando la vida es un constante progreso debemos de alguna manera superar lo vivido en el pasado. Cuando este proceso se logra en el diario vivir se traduce en madurez y también en un crédito que se manifieste en lo formal y responsables que somos cuando planificamos y vivimos nuestra vida. Ninguno puede negar que ha sido formado y logró la madurez simplemente por el correr del tiempo. Claro, todos iniciamos como infantes y somos guiados de buen modo o de mal modo y decidimos cómo interpretar este proceso para poder planear que haremos el resto de la vida ante los retos que esta nos ofrece.

En el hecho que vivimos en una sociedad no muy justa y mucho menos tolerante para los que la rodean debemos ser muy selectivos y cuidadosos con los que compartimos el pasado y con quienes lo socializamos, por el simple hecho de que el pasado es nuestro cuando lo sabemos conservar. Claro está que en esta sociedad nunca falta alguna persona mayor que nos ha conocido y se encarga de dar explicaciones que para nada están ayudando para lo que tenemos que vivir en el presente.

Hemos observado cómo algunos toman su tiempo para decidir lo que habrán de hacer, y a nosotros también nos ha pasado cuando nos apuran para que tomemos de una vez la decisión de lo que habremos de hacer, y la interrogante del tomar el tiempo es simplemente porque estamos revisando las vivencias del pasado para ver si hay algo que nos hace más precavidos en lo que se nos pide hacer. A la luz de esa revisión tenemos una firme respuesta de afirmar o negar la oportunidad que se nos ofrece.

Los que no toman el tiempo de cambiar, y siguen siendo iguales, tienden a repetir una frase que trae tanto dolor cuando se dice: “Otra vez me pasó lo mismo…” Eso no debería ser parte de nuestra vida si el pasado nos ha enseñado lo pertinente y hemos hecho la tarea de tenerlo presente.

Lo más desagradable que podemos tener en nuestro vivir es cuando nosotros en el pasado hemos vivido alguna mala acción y los que nos rodean aprenden mucho más de la vivencia que hemos experimentado y nosotros la volvemos a repetir por no tenerla presente. Es fácil que nos lo agradezcan, no necesariamente en persona, pero habrán de hacer en algún lado el comentario, que por lo que nos vieron hacer les sirvió lo suficiente para no tener que experimentarlo ellos.

Hoy es tiempo para que antes de sepultar nuestro pasado podamos aprender de él y agradecer a la vida por lo que hemos vivido, aunque sea parte del pasado y hoy es un simple recuerdo que nos enseña y también nos está haciendo doler.

Es bueno saber tomar el tiempo al final de cada día para revisar qué cosas que se han vivido serán guardadas como una lección para nunca más repetirla o un parámetro para tenerlo muy presente para el resto de la vida.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.