LIBERAL SIN NEO

El sistema de incentivos

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Recibí correo de parte de un lector con relación a mi reciente columna, El país de rehén. Dice ser testigo de los bajos salarios que pagan los caficultores y ganaderos, que Guatemala es un país muy rico, lástima que lo manejan empresarios que solo ven el bienestar de su familia; los salarios son pésimos. Sobre los bloqueos, aplaude la lucha porque va a cambiar Guatemala. Hace un señalamiento que es ilustrativo de la frustración ante promesas incumplidas: “si hablamos de las instituciones del gobierno, en mi pueblo existe un establecimiento educativo que imparte el diplomado de bachillerato en ciencias y letras con especialidad en computación, y el establecimiento no posee ninguna computadora”. Con este último señalamiento tengo empatía.

Suponga la premisa que el nivel salarial es bajo en el país, hay mucha pobreza. Suponga que esta situación se explica como un problema moral; los salarios son bajos porque los empleadores son malas personas que se aprovechan de los pobres. Si tan solo se pusieran la mano en la conciencia y fueran más humanos, pagarían mejores salarios. Este argumento plantea un problema económico en el plano ético: la pobreza se debe a la maldad de unos, la condición se corrige si los empleadores se convierten en buenos y actúan de manera ética.

Siguiendo esta línea de pensamiento, millones de personas se aventuran a llegar a la frontera de EE. UU. para ingresar ilegalmente a ese país, donde los salarios son más altos porque los empleadores gringos son mejores personas, no son malos como aquí. De manera similar, millones de personas de medio oriente y África quieren ingresar a países europeos como el Reino Unido, Alemania, Italia y Francia. Esto no ocurre porque los migrantes abandonan países donde los empleadores son malas personas, con el fin de asentarse en naciones europeas donde los empleadores son buena gente.

' Si fueran más humanos, pagarían mejores salarios.

Fritz Thomas

Las sociedades más ricas tienen esa condición, no porque sus habitantes tengan una naturaleza diferente, sean más humanos o mejores personas, sino por la calidad de sus instituciones, sistemas de incentivos y creencias que promueven cierto tipo de conducta y desalientan otra, que han causado la innovación, creación y crecimiento de estructuras de capital y cadenas de valor, durante generaciones. El nivel salarial en EE. UU. es más alto que en Guatemala porque hay mucho más capital invertido por trabajador. La cantidad de empleos y nivel salarial aumentan solo con el aumento de inversión y demanda de trabajadores.

Un lente parecido puede usarse para examinar el problema de la educación pública en Guatemala, que, para describirlo de manera caritativa, podría ser mejor. A manera de solución, se promueve una política de producir “mejores maestros” con programas de capacitación que obligatoriamente deben cursar para obtener una plaza. El problema no es la capacitación de maestros, sino el sistema de incentivos. El sistema de educación pública tutela y protege al maestro, no al alumno. Carece de mecanismos e incentivos para identificar, promover y replicar las mejores prácticas y practicantes, multiplicar la capacidad y mérito, y descartar la incapacidad y pobres resultados. Esto se refiere tanto a maestros como establecimientos. Una de las prácticas que tienen en común las sociedades con los sistemas educativos más eficientes y efectivos es la amplia y frecuente evaluación de resultados, medidos por las capacidades de los estudiantes, como mecanismo de lo que se promueve o descarta. Las mejores prácticas no incluyen tomar decisiones en base a manifestaciones y bloqueos realizadas por el magisterio.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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