Pluma invitada
El videojugador y el psiquiatra
Una relación opaca, sin límites claros o pseudoterapéutica, es dañina para el paciente.
Unos minutos después de haber empezado su primera conversación en transmisión en directo con Byron Bernstein, Alok Kanojia dejó claras algunas cosas. No se trataba de una sesión de terapia; era solo una conversación. Explicó que algunos colegas le habían advertido que, si no dejaba claros los límites, podría ser objeto de una demanda.
“Soy psiquiatra”, le dijo, “pero no puedo tratar tu depresión por internet”.
“Sí, entendido”, respondió Bernstein.
La chaqueta de Kanojia tenía el logotipo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, donde había cumplido su residencia médica. Pero también había sido videojugador y conocía la carrera de Bernstein.
“Entonces, cuéntame”, prosiguió. “¿De qué vamos a hablar hoy?”.
Bernstein, conocido en el mundo de los videojuegos como Reckful, ajustó el volumen en su transmisión de Twitch —miles de espectadores esperaban— y ambos se sumieron en la conversación.
La siguiente hora con 53 minutos fue intensa incluso para los estándares de Twitch, donde por lo regular los videojugadores responden preguntas sobre todos los aspectos de su vida. Bernstein compartió que su hermano mayor había muerto y que había sido suicidio. Habló acerca de su propio intento de suicidio, su terrible experiencia con el litio y las noches en que conciliaba el sueño deseando no volver a despertar.
Estos dos hombres conversaron en seis ocasiones en transmisiones en directo, con audiencias en vivo que alcanzaron los cientos de miles. Luego, unos meses después, el diálogo cesó, trágicamente, cuando Bernstein murió por suicidio a los 31 años.
¿Qué papel desempeñó Kanojia en la vida de Bernstein? El círculo cercano del mundo de Twitch ha debatido esta pregunta desde hace casi cinco años. Kanojia, que ahora tiene 41 años, sostiene que nunca tuvo una relación de médico y paciente con Bernstein y que fuera de línea lo alentaba a buscar ayuda médica. Sus críticos opinan que violó las reglas de ética profesional, pues explotó a un hombre vulnerable a quien hizo creer que estaba en tratamiento, cuando en realidad no era así.
Hace dos años, una de esas quejas llegó hasta la junta que registra a los médicos profesionales de Massachusetts y autorizó a Kanojia a ejercer su profesión.
Kanojia, conocido en Twitch como Dr. K, se negó a hacer comentarios para este artículo, debido a “una política de toda la vida de no hablar sobre relaciones privadas en espacios públicos”, e indicó que su esposa, Kruti, cofundadora y directora ejecutiva de Healthy Gamer, su compañía de asesoría y plataforma de salud mental, se encargaría de responder nuestras preguntas.
Las normas que les prohíben a los psiquiatras hacer comentarios en público sobre personas que no sean sus pacientes se remontan a los años sesenta. El propósito de estas normas es garantizar que quienes prestan servicios médicos siempre se conduzcan conforme a los intereses del paciente, explicó Charles Dike, miembro del comité de ética de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por su sigla en inglés).
“En cuanto los medios están involucrados, empiezas a preguntarte a quién le prestas servicios”, señaló Dike, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale. “¿Te sirves a ti mismo? ¿Les prestas servicios a los anunciantes? ¿Le prestas servicios a algún otro tercero?”.
Aunque al comenzar sus interacciones en línea los médicos hagan la advertencia clara de que no están ofreciendo ningún tipo de tratamiento, Dike opina que ese aviso no los protege de una acusación de negligencia ética o regulatoria, pues es posible que su interlocutor tome decisiones con base en los consejos que comparten.
“La relación doctor-paciente se crea cuando comienzas a darle asesoría médica a una persona con base en la capacitación que has recibido, tu experiencia o conocimientos”, aseveró. “No importa si te refieres a esa persona como tu paciente o no”.
En su segunda entrevista, Kanojia le preguntó a Bernstein si tenía algún terapeuta, a lo que el videojugador respondió que había intentado ir a terapia unas cuantas veces, pero nunca la había considerado de ayuda suficiente para continuar con ella.
“Esta vez, considero que sí lo es”, afirmó. “Bueno, claro, esto no es ‘terapia’”, añadió, haciendo un gesto de comillas aéreas con los dedos.
En junio, tras una investigación de dos años, la junta de registro profesional de Massachusetts emitió una amonestación para Kanojia.
En su sexta entrevista, Bernstein estaba muy animado y comentó: “todo en mi vida comenzó a funcionar bien desde que empezamos a hablar”. Añadió que Kanojia lo había encaminado hacia el éxito en su trabajo y en su vida social. Ambos hombres acordaron continuar sus conversaciones fuera de línea.
Eso fue en febrero de 2020, justo antes de que iniciaran los confinamientos por la COVID por todo el país, que dejaron a muchas personas en un profundo aislamiento social. El estado de salud de Bernstein comenzó a mostrar cierto deterioro, y a uno de sus amigos comenzó a preocuparle que pudiera hacerse daño, según la junta de registro profesional de Massachusetts.
El 30 de junio de 2020, ese amigo estaba tan alarmado que se comunicó con Kanojia, quien “siguió los lineamientos usuales de derivación, incluida una recomendación para que recibiera servicios como paciente externo, niveles más elevados de atención y tuviera acceso a servicios de emergencia”, según descubrió la junta. Kruti Kanojia señaló que incluso arregló consultas con médicos o centros de tratamiento específicos.
Bernstein murió el 2 de julio de 2020; cometió suicidio.
“Realizamos todas las derivaciones usuales conforme a los lineamientos. Ojalá las hubiera aprovechado más pronto”, se lamentó Kruti Kanojia. Explicó que hubo muchos factores por los que Bernstein se resistió a hacerlo: en el pasado lo habían internado sin su consentimiento; además, su hermano mayor murió por suicidio después de que comenzó a tomar medicamentos antidepresivos.
En un video difundido dos días después de la muerte de Bernstein, Kanojia ni siquiera intentó ocultar el pesar que sentía por la muerte del videojugador, que era menor que él. Comentó que Bernstein había puesto en el mapa su empresa de asesoría. “El 99 por ciento de ustedes están aquí hoy debido a Reckful”, afirmó.
Bernstein llevaba dos años muerto cuando un principiante en el mundo de las transmisiones en directo decidió presentar una queja en contra de Kanojia.
Max Karson no conocía ni a Bernstein ni a Kanojia. Pero estudió psicología en la universidad, además de que su padre y su abuelo son psicólogos.
Karson comentó que le impactaron las entrevistas, pues en su opinión constituían una violación “patente” de los lineamientos éticos y beneficiaron a Kanojia porque le dieron una audiencia y atrajeron donativos. Las analizó durante un mes, reunió un registro en el que resaltó los momentos en que los límites parecían difusos en los videos y se lo entregó a la junta de registro profesional junto con una queja por escrito.
“Reckful no sabía si K era su médico o su amigo”, señaló Karson en una entrevista. “Lo cierto es que una relación opaca, sin límites claros o pseudoterapéutica es inherentemente dañina para el paciente. Por eso va contra las reglas”.
Karson expresó su preocupación por que la gente que no pertenece al círculo de los videojugadores no esté consciente del “ambiente anormal y totalmente falto de regulación creado por las plataformas”. Comentó que las personas populares por sus transmisiones en directo se ganan una lealtad y confianza muy intensa de audiencias enormes, lo que es particularmente peligroso en el área de la salud mental.
Él mismo es creador de contenido (utiliza el nombre de usuario mrgirl) y reconoce que fue parte de su motivación: las críticas de Kanojia “entretenían a mi audiencia, verme presentar una queja contra este tipo”, dijo.
Antes de que Karson presentara la queja, Healthy Gamer había comenzado a incorporar “acciones autocorrectivas para abordar los aspectos más problemáticos de las entrevistas con invitados”, aclaró la empresa en un comunicado el mes pasado.
Esos cambios incluyeron la programación de entrevistas con anticipación; una “llamada para fijar límites” en la que los invitados podían identificar temas que no debían abordarse; la opción de borrar la entrevista si los invitados no estaban conformes con el resultado, y un paquete de derivaciones a servicios de salud mental, señaló Kruti Kanojia. Los videos se presentan con un aviso legal por escrito que advierte que el contenido “no sustituye la atención médica de profesionales”, añadió.
En junio, tras una investigación de dos años, la junta de registro profesional de Massachusetts emitió una amonestación para Kanojia, en la que concluye que “su conducta socava la confianza del público en la integridad de la profesión médica”.
Una amonestación es una “reprobación grave”, según un vocero de la junta de registro profesional. En un año promedio, la junta recibe 610 quejas y toma medidas disciplinarias solo en alrededor del 8,6 por ciento de los casos. Aproximadamente un 1,8 por ciento de las quejas terminan con una amonestación.
No obstante, es uno de los castigos menos severos que puede aplicar la junta y tiene pocas consecuencias prácticas. La junta decidió no aplicar castigos como revocar la licencia de Kanojia, imponerle una multa, exigirle cumplir algún servicio público o limitar su práctica médica.
En un video publicado la semana pasada, Kanojia expresó alivio por el resultado del proceso y lo calificó de “sano”.
“Precisamente por eso existen las juntas médicas, porque en ocasiones hay médicos que intentan hacer algo distinto, que puede estar bien o puede no estar bien”, dijo. Interpretó la amonestación como una especie de reivindicación, pues el organismo no lo acusó de ser negligente ni determinó que había sido responsable de la muerte de Bernstein y tampoco concluyó que hubiera dado terapia por internet.
“Compartimos con ellos nuestros procedimientos y no hubo ninguna oposición”, señaló Kruti Kanojia. “Casi pasamos la prueba a la perfección, diría yo”.