PLUMA INVITADA
Elecciones generales de Guatemala en Houston
Faltan cinco minutos para las 6 AM en Houston, Texas. Emocionada, me dirijo al centro de votación que tengo asignado como observadora electoral del MOE-Gt. El centro no abrirá hasta las 7:00 AM, por lo que espero encontrar el montaje en proceso. Al llegar es un centro perfectamente montado. Los materiales a la espera de los guatemaltecos migrantes . Cada mesa está completa con Presidente, Vocal y Secretario listos. Se percibe la importancia que confieren a este proceso. Falta casi una hora para iniciar, pero cada quien en su lugar. Paulino, el Presidente del Centro, gestiona la logística a manera de reloj suizo, con el apoyo de Abel, Brenda, Zaira, Susi y Juana.
' He visto cómo se ve Guatemala cuando todas las personas tienen acceso a las mismas oportunidades.
Rina Zelaya Méndez
Han montado una plataforma frente a una pantalla gigante con imágenes de Guatemala. Llevo casi dos años en Houston y los paisajes me hacen respirar profundo y extrañar mi país. Entre los que estamos, algunos llevarán décadas fuera del país, otros algunos años. Veo la mesa principal, decorada con artesanías típicas de Guatemala. El centro de votación revienta con banderas de Guatemala, globos en azul y blanco. Un rincón de fotografías muestra el Gran Jaguar, la monja blanca y el quetzal – un espacio especialmente montado para que cada votante pueda llevarse un recuerdo que lo acerque un poquito más al país que dejó.
Faltan 10 minutos para las 7 AM cuando inicia un acto cívico. Viviendo fuera de Guatemala, llevaba varios años de no participar en uno. Como si La Granadera no bastara para erizar la piel de todos en el salón, ver el ingreso del pabellón nacional realmente hizo vibrar el corazón. Fue portado por Juanita Son, quien tiene un día en su nombre otorgado por la ciudad de Houston (21 de agosto) y por Joshua, hijo de padre guatemalteco. Posteriormente, se dan algunas palabras y se canta el himno. Se canta realmente, no ese canto tímido que se escucha cuando lo cantamos en Guatemala. No, este himno se canta con fuerza y con lágrimas en los ojos.
A las 7 AM se abre el centro de votación y entra el primer votante, quien esperaba afuera desde mucho antes. La jornada transcurre en orden, sin alegatos, problemas logísticos, ni cajas de papeletas extraviadas o quemadas. Hay orden, hay orgullo, se vive realmente una fiesta cívica, además de un espectacular desfile de indumentaria típica guatemalteca. Marimba y Ricardo Arjona como música de fondo acompañan la jornada. Se respira alegría y orgullo por un esfuerzo de equipo bien hecho. Cada persona que emite su voto y se dirige a la salida recibe una ovación y aplausos de parte de todo el centro de votación.
Mientras hago el proceso de observación, tengo la oportunidad de conversar con muchísimos guatemaltecos. Escuché historias que me impactaron; historias de lucha, de lo difícil que es llegar a este país y los desgarradores detalles de pasar la frontera. Sin embargo, lo difícil no ha sido solo cruzar y llegar, sino empezar de nuevo… sin conocer a nadie y sin tener nada… es aceptar el primer trabajo que venga, independientemente de las condiciones que ofrezca… Mientras escucho a mis compatriotas, se me hace evidente que todas estas dificultades sean preferibles a quedarse en su propio país.
Cuando hablo con cada uno, todos me cuentan que quisieran volver, pero cada vez esta realidad se vuelve más lejana porque han tenido hijos acá y han hecho una nueva vida. Sin embargo, cada historia te habla de personas fuertes y luchadoras que han logrado establecerse en un país que puede ser poco amigable con los migrantes y a pesar de ello, están triunfando. Sus hijos van a la universidad, tienen una casa digna, carro propio y tranquilidad de que mañana ellos y sus familias comerán en un hogar seguro.
Faltan diez minutos para las 6 PM. La jornada electoral ha llegado a su final. Siento que me he puesto lentes de realidad virtual y he visto cómo se ve Guatemala cuando todas las personas tienen acceso a las mismas oportunidades; cuando el trabajo es una vía de desarrollo personal y no solo de supervivencia. He visto qué pasa cuando un sistema económico crea riqueza y no la redistribuye, y cuando se enfoca en crear oportunidades de trabajo, da educación de calidad y acceso a vivir en áreas seguras. He visto que cuando la libertad, la propiedad y la vida se respetan, todos crecen.
Me llamó la atención que José, una persona con quien conversé, me dijo: “Cuando venimos acá, nos educamos, seguimos reglas y cumplimos”. Claro, porque el sistema así lo exige, porque si no cumples las normas, el sistema te saca, y dejas de gozar los beneficios de este. En las condiciones correctas, todos hacemos cola, seguimos normas, respetamos, somos puntuales. Los guatemaltecos sabemos hacer bien las cosas, solo necesitamos sistemas que funcionen y que den acceso a iguales oportunidades para todos. Eso sí, también debemos ser firmes en sacar del sistema a quienes no respetan las normas y promover el bienestar de todos.
Para las 7 PM estoy convencida de que nuestro reto como país para los siguientes 20 años es dejar de ignorar las razones detrás de la migración y crear las condiciones necesarias para que nadie quiera irse de su país —aunque tenga la opción—. Se lo debemos a más de dos millón de guatemaltecos que no tuvieron esa opción y hoy sostienen, a la distancia, buena parte de la economía de nuestro país.
*Observadora de MOE-Gt