ALEPH

En el último círculo del infierno: los golpistas

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Este Pacto de Corruptos no deja de sorprendernos y, si nos descuidamos, podría despertar en nosotros las pasiones más bajas. Cuando creemos que ya nos llevaron al círculo más profundo del infierno y decimos que ya tocamos fondo en Guatemala porque lo hemos visto y vivido todo, se abre otro agujero negro más abajo y nos demuestran lo que significa la maldad. Tal como sucede con los nueve círculos del Inferno de Dante Alighieri, en La Divina Comedia.

Si algo habría que agradecerle a la Cicig, entre sus aciertos y errores, es haber dibujado el infierno guatemalteco a la perfección: allí los acicalados titiriteros que financian la corrupción; los jueces, juezas y magistrados que se venden para favorecer la impunidad; los presidentes corruptos puestos a dedo, sin conciencia de país; los diputados traidores que operan para las mafias; los fiscales convertidos en peones y burócratas de servidumbre; las mafias incrustadas en las instituciones estatales, en un sistema de partidos políticos sin partidos, en un Ejército gigantesco e inútil, tantas veces coludido con el narco, las maras y el crimen organizado. Por eso, el Pacto de Corruptos odia a la Cicig; porque empequeñeció incluso al Malebolge de Dante y a su noveno círculo, donde pagan su condena los traidores. La Cicig retrató, para esta generación de guatemaltecos, el décimo círculo de un infierno dantesco.

Ese mismo Pacto de Corruptos, con todo y sus operadores, es el que ahora, usando la ley, quiere impedir que vivamos en democracia. El golpe blando que han venido dando desde las instituciones del Estado sigue su curso. Iniciaron mucho antes de las elecciones 2023, poniendo a sus peones en las instituciones clave del Estado, y creyeron, a ojos cerrados, que uno de sus tres alfiles llegaría al poder. Jamás se imaginaron, porque son miopes y no miden lo que no son capaces de ver, que un partido que no era de sus simpatías llegaría a ganar la presidencia. Como así fue, comenzaron a golpear más fuerte a nuestra raquítica democracia. Gritaron “fraude”, se robaron las cajas con nuestros votos, metieron presos a sus enemigos y sacaron de la cárcel a sus amigos. Están criminalizando a sus opositores, dejando un presupuesto que ahogue al siguiente gobierno y usando la ley a su favor. Desde el inicio lo supimos: esto no es jurídico, es político.

' La Cicig retrató, para esta generación de guatemaltecos, el décimo círculo de un infierno dantesco.

Carolina Escobar Sarti

En este momento en que Guatemala se está jugando su presente y su futuro, hasta la Corte de Constitucionalidad (CC) ha perdido el norte. La misma CC que frente al golpe de Serrano Elías actuó en 1993 con tanta legitimidad, hoy está condenando a la democracia. En aquel momento, y presidida por Epaminondas González Dubón, dio la talla histórica que se requería: declaró nulos los decretos por los cuales Serrano pretendía disolver los poderes Legislativo y Judicial, atribuyéndose a sí mismo poderes extraordinarios. Esto hizo que el Ejército, único apoyo de Serrano, acatara el fallo de la CC y Serrano se vio obligado a abandonar el país. Hoy, basta ver quiénes integran la CC actual y para quiénes operan. Vergonzoso.

Por su parte, el Tribunal Supremo Electoral, que pudo haber alargado el proceso electoral hasta el día de la toma de posesión, ha vuelto a hacer la de Pilatos, oficializando los resultados, pero dando por concluido este período, lo cual suspende al partido que ganó las elecciones (Semilla) y lo sitúa ante escenarios complejos de guerra jurídica y más ataques. Esta decisión nos tendrá, los siguientes meses, en capilla ardiente.

Enfrentaremos momentos muy difíciles por la defensa de la democracia, pero hay unidad entre una buena parte de pueblos originarios, empresariado, Ejército, sociedad civil y comunidad internacional. La presión será mucha, pero el binomio electo parece estar preparado para enfrentarla. Esta es una nueva etapa del largo proceso que apenas inicia; muchos estamos cansados de tanta corrupción y maldad, de tanto infierno. Toma tiempo construir una democracia.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.