META HUMANOS

Esfuérzate y sé paciente

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Mucho se habla de la importancia de trabajar y esforzarse por aquello que deseamos alcanzar en la vida, pero poco se enfatiza en la importancia que tiene saber esperar por aquello que hemos trabajado y nos hemos esforzado.

Contar con la capacidad humana de aprender a esperar sin sentirnos ansiosos y no caer en la tentación de apresurar los procesos para obtener lo que pretendemos alcanzar no es una cualidad que caracterice a muchas personas, incluyéndome. Sin embargo, a mi corta edad estoy aprendiendo que tarde o temprano se puede disfrutar de los frutos de nuestra perseverancia, y que, igual que ocurre con las plantas de bambú, hay momentos en el camino en que se trata de ser pacientes, de tomarse el tiempo para echar las raíces que nos permitirán sostenernos para luego crecer a plenitud.

¿Quién dijo que cumplir nuestros sueños o metas era tarea fácil? Todo lo contrario, es todo un desafío. Se requiere de valentía e ímpetu para enfrentar los cientos de obstáculos que se harán presentes en nuestro camino. Cada uno de ellos representará ya sea una oportunidad para aprender y continuar, o bien una excusa para detenerse y rendirse. La diferencia depende de nuestra actitud y nuestra constancia, pues solamente aquellos que han logrado atravesar ese largo camino comprenden lo importante que fue superar cada obstáculo, pues, de no ser por el trabajo, el esfuerzo emprendido y el aprender a ser pacientes consigo mismos no serían capaces de comprender y disfrutar lo que el “éxito” verdaderamente representa.

Donald M. Kendall lo comprendió muy bien al expresar: “El único lugar donde el éxito viene antes que el trabajo es en el diccionario”. Sin embargo, el éxito no suele relucir instantáneamente tras superar todos los obstáculos y finalizar el camino emprendido. Muchas veces, para ver el resultado anhelado, se requiere de un gran último esfuerzo: ser paciente.

' “Los frutos de nuestros esfuerzos no siempre serán inmediatos”.

José Caxaj Laguardia

Aprender a esperar es un arte poco comprendido y de gran utilidad para hacer valer nuestro esfuerzo. Ser desesperado puede llevar a poner en riesgo o menoscabar el trabajado que realizamos, haciéndolo notar como insuficiente para cumplir con aquello que nos hemos propuesto alcanzar.

Si bien la espera puede ser breve o extensa, y nos puede traer momentos de incertidumbre, de desánimo e incluso de temor, es imprescindible aprender a mantener el enfoque y no perder la esperanza.
Solamente así superaremos la frustración que nos puede provocar el no tener control sobre las mil y una cosas que no dependen de nuestro esfuerzo o determinación, pero que también son sustanciales para alcanzar la meta anhelada.

Que nada detenga nuestro ímpetu por concretar nuestros sueños y anhelos. El camino será irregular, lleno curvas y cuestas, pero si de algo estoy seguro es de que no existirá mayor satisfacción que la de alcanzar aquello que parecía inalcanzable, y que con nuestro trabajo y perseverancia se logró hacer realidad. Esto le da sentido a cada hora de desvelo, a cada renuncia y a cada paso dado, con tal de demostrarnos a nosotros mismos de lo que somos capaces.

La vida que tenemos nos brinda constantes oportunidades. El reto es aprender a ser tenaces, perseverantes y pacientes. La espera paciente no es sinónimo de pasividad, sino más bien de confianza y fe. De hacer de nuestras acciones un reflejo del esfuerzo que realizamos y de la confianza que tenemos en nosotros mismos. De reconocer que todo llega en el momento indicado, con la certeza de que con nuestro esfuerzo y espera alcanzaremos aquello que tanto hemos soñado y por lo que tanto hemos trabajado.

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