META HUMANOS

Explorando una Guatemala desconocida: un viaje transformador

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Vivo en Costa Rica, pero soy guatemalteca, y en mis recientes vacaciones decidí viajar a Guatemala para explorar una pequeña parte del país donde nací. Visité el Triángulo Ixil en Quiché, la sierra de los Cuchumatanes en Huehuetenango, San Antonio Palopó en Sololá, Patzún y Antigua. Fue una experiencia transformadora.

' Exploré Guatemala de una manera completamente diferente, lejos de la comodidad.

Isabel Guzmán

Exploré Guatemala de una manera completamente diferente, lejos de la comodidad y de lo que estamos acostumbrados a ver y hacer. Tenemos paisajes asombrosos, que a menudo buscamos en otros países: montañas inmensas, cordilleras interminables, volcanes, lagos y lagunas, cataratas y ríos. Tuve la suerte de ver una diversidad de colores, arte y símbolos en tejidos hechos a mano que podrían perfectamente ser apreciados en la gala del MET.

Contrario a la imagen de inseguridad que a menudo se proyecta, tuvimos la fortuna de experimentar en todas las comunidades que visitamos, una calidez humana que desborda por su generosidad y amabilidad. Viajar con un guía local nos permitió entrar a sus casas en un clima de confianza y escuchar sus historias, compartir sus alimentos y realidades que contrastan con la percepción errónea y prejuicios que solemos tener.

Sin embargo, es inevitable ignorar la gran necesidad y urgencia de atención que tienen las poblaciones lejanas a la capital. Guatemala posee una enorme riqueza cultural en las regiones menos conocidas, pero es imperativo reconocer la urgencia de actuar de maneras distintas y activamente apoyar en el desarrollo de todas las regiones.

A menudo, nos limitamos a explorar solo lo que conocemos, ignorando la enorme riqueza cultural que Guatemala tiene en las regiones menos conocidas. Por eso quiero invitar a todos los guatemaltecos a abrir los ojos y corazones a otras realidades y sumergirse en la diversidad que conforma la verdadera identidad de nuestra nación. Esto sin duda, facilitará la empatía y, por ende, mejorará la capacidad de llegar a acuerdos por encima de las diferencias.

Este viaje me hizo vislumbrar muchas oportunidades. Guatemala tiene infinidad de recursos valiosos para crear energías limpias y con ello oportunidades de trabajo. El turismo sostenible para locales y extranjeros debe convertirse en un catalizador para preservar las bases culturales y los saberes milenarios, generando ingresos que se reinviertan en el bienestar y sobre todo, en la educación de estas poblaciones, fomentando un desarrollo sostenible y digno. Lo que nos ha faltado y hoy estamos llamados a construir es una visión conjunta de largo plazo que aterrice en la agenda de país. Se puede lograr muchísimo con una visión estratégica y voluntad.

Es esencial no olvidar que estos pueblos también merecen educación y apoyo en áreas fundamentales como la gestión de residuos, la higiene básica y la alimentación sana. Sin embargo, es crucial abordar estas comunidades sin una mentalidad de superioridad, sino con humildad y respeto genuino por su valiosa herencia cultural. Y, por supuesto, lo más importante, brindarles la oportunidad de una educación académica que les permita crecer y desarrollarse sin dejar de lado sus propias raíces, fomentando el orgullo y autoestima.

Pienso, ¿es esto utópico? ¿O puede ser recordatorio de que el desarrollo verdadero no puede excluir a nadie y que todos debemos actuar como comunidad? Cada uno de nosotros tiene un papel vital en este viaje hacia la equidad y la prosperidad, en Guatemala o donde sea que vivamos. Juntos, podemos construir un país donde la educación y el respeto por nuestras raíces culturales sean los motores que impulsen a cada comunidad olvidada hacia un futuro lleno de oportunidades y dignidad.

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