Rincón de Petul

Faltan puentes

Solo el 11% de recipiendarios de remesas bancarizan los Q12 mil millones anuales que se destinan a ahorro.

Mucho del trabajo en la actualidad con la población migrante tiene que ver con tender puentes a quienes desde Guatemala quieren llegar a ellos. Y en ese proceso, una experiencia recurrente es descubrir que aquel lejano segmento frecuentemente tiene interés y potencial de aportar en más campos que los inicialmente planteados y en mayor volumen que el inicialmente imaginado. A veces esto no se dimensiona de primera. Pero hace más sentido cuando comprendemos que pocos advierten que ya uno de cada cinco guatemaltecos vive afuera del país, y que, en su conjunto, la suma de lo que perciben supera la mitad del PIB nacional. Esto se logra observar hasta que se compara este último, no con la suma de las remesas, sino con la sumatoria de las remuneraciones completas por su actividad en el exterior. Producción nacional versus producción en el extranjero y no producción nacional versus la fracción que destinan al envío familiar.


A pesar de que el crecimiento de la población en el exterior ha sido un fenómeno sucedido por más de 20 años, el país todavía está en las primeras etapas de tender puentes. Por ello es que muchos de quienes logran conexiones allá, aún hoy, se posicionan con la ventaja del pionero que explora un océano virgen. Y no es difícil imaginar que el sector privado, con sus ágiles motivaciones privadas, lleva ventaja en el esfuerzo por tender esos puentes y consolidar canales. Claramente han sido más eficientes hasta ahora, comparados con un más burocrático y político sector público. La banca y proveedores de servicios financieros, las inmobiliarias, los electrónicos y otras industrias están logrando hacer del migrante una parte sustancial de sus modelos, pero esto desde el trabajo individual de cada una de las organizaciones privadas. Pero hay esfuerzos que solo llegan más lejos con el empuje de los intereses colectivos.

No es difícil imaginar que el sector privado, con sus ágiles motivaciones privadas, lleva ventaja en el esfuerzo por tender esos puentes y consolidar canales.


Pero los puentes en lo público están tardándose en tender. El rezago en la atención del lado humano de la migración y en los debidos servicios ciudadanos se ponen de obstáculo para ver también al llamado “migrante” como actor de desarrollo, y no solo como la población vulnerable digna de auxilio que ciertamente también es. Me surge esta reflexión al leer hoy sobre la valiosa estrategia nacional de inclusión financiera lanzada este viernes. Y al leer que buscan atraer la formalización de los flujos monetarios de jóvenes, mujeres y mipymes, pero no leí que fuera tomado en cuenta como objetivo puntual el amplio sector de los recipiendarios de remesas. Esto, a pesar de que la Encuesta sobre Migración y Remesas de OIM estimó que, en 2022, seis millones y medio de personas recibieron remesas que suman anualmente US$20 millardos. Y que solo el 11.5% de los recipiendarios ahorra formalmente en el sistema financiero del país.


Claramente, este gobierno busca como objetivo prioritario el desarrollo del país. Y para ello los paisanos en el exterior son parte valiosa. No solo por sus voluminosos recursos, sino, además, por estar rondando ya por una quinta parte de la población nacional. Visto así, ¿cómo no poner esmero en incorporarlos a todo esfuerzo que busque ese desarrollo? El diseño de estrategias trae —como en todo— obstáculos. Pero uno inicial puede ser interno, al solo verles como foco de asistencia. Existen más aristas. La misma encuesta citada calcula que un 7.2% de las remesas se va específicamente a ahorro. Proyectado a este año, eso podría significar más de Q12,355 millones. Reconozco que no logré encontrar en los objetivos numéricos de la estrategia lanzada. Pero estoy confiado en que 12 millardos de quetzales merecen la debida atención. Seguramente las autoridades están bien conscientes de esto. Pero aún faltan los puentes, asumo.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.