A CONTRALUZ

Guatemala debe salir del Parlacén

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¿Sabe usted, estimado lector, para qué sirve el Parlamento Centroamericano (Parlacén)? Las atribuciones de esa instancia se quedan en el plano propositivo en materia de integración regional. Por ejemplo, se dice que entre las responsabilidades de los diputados centroamericanos está proponer proyectos de tratados y convenios, a negociarse entre los países centroamericanos. ¿Dónde están esas iniciativas? ¿Cuáles se han materializado? También se dice que propicia la convivencia pacífica y la seguridad de Centroamérica y los derechos humanos, además de promover el sistema democrático, pluralista y participativo. Qué trabajo más difícil. ¿Cuál fue el papel del Parlacén en la crisis nicaragüense y las acciones dictatoriales y represivas de Daniel Ortega para aferrarse al poder? Los diputados centroamericanos se hicieron los locos porque en ese organismo se reproduce el sistema partidario de los países miembros y, por lo mismo, se protegen entre ellos mismos para que todo siga igual.

' La integración regional se puede lograr sin aparatos burocráticos onerosos, como el Parlacén.

Haroldo Shetemul

Como se ve es ardua la labor que tienen los diputados centroamericanos para rascarse la cabeza. En los 28 años de funcionamiento, el Parlacén ha representado un gasto innecesario, por la sencilla razón de que sus resoluciones no son vinculantes porque ningún país integrante está obligado a acatarlas. Es un adorno de mal gusto, que solo interesa a los partidos políticos en época electoral. Es un organismo que ha servido de refugio para políticos corruptos. Esa instancia, presidida por Alfonso Fuentes Soria, se prestó para un juego sucio al juramentar a Jimmy Morales y Jafeth Cabrera a altas horas de la noche del 14 de enero, en un hotel de la zona 13, para brindarles inmunidad. A los exfuncionarios les urgía contar con impunidad, principalmente al expresidente, señalado de varios delitos, entre ellos financiamiento electoral ilícito, y sus compinches del Parlacén se la proporcionaron.

El Parlacén no goza de ninguna popularidad entre los guatemaltecos; al contrario, es ampliamente rechazado. Más ahora que se sabe que solo sirve para proteger a corruptos e impunes. En las elecciones del año pasado se reflejó el descontento porque ese organismo obtuvo un millón 37 mil 185 votos nulos y en blanco 679 mil 223. ¿Saben cuánto devengan los diputados centroamericanos para tener una vida idílica sin trabajar? Hasta el 2017 devengaban US$4 mil 350 (Q33 mil 495) mensuales, pero en enero del 2018 obtuvieron un aumento de US$308 (Q2 mil 371), por lo que ganan US$4,658 (Q35 mil 866) mensuales. ¿Se podrían introducir reformas al Parlacén para que sirva de algo? Lo dudo, porque su esencia es ser un organismo básicamente propositivo. Hizo bien Costa Rica al abstenerse de participar en este elefante blanco y se ha ahorrado mucha plata.

La prueba palpable de que la integración regional puede desarrollarse sin la más mínima presencia del Parlacén la han dado los presidentes Nayib Bukele, de El Salvador, y Alejandro Giammattei. En apenas 15 días han revitalizado las relaciones bilaterales con el acuerdo de cielos abiertos, la posible eliminación de fronteras terrestres para facilitar el tránsito de personas y de comercio. También la posibilidad de hacer binacionales las órdenes de arraigo para la ampliación del alcance de la justicia. A eso se agrega el ofrecimiento de que El Salvador pueda contar con un puerto en el Atlántico y un corredor terrestre a través de Guatemala. Este proceso es positivo y podría ser el primer paso para que otros países, como Honduras, también se integren. ¿Cuál fue el aporte del Parlacén? Ninguno, lo cual quiere decir que la integración regional se puede lograr sin ese elefante blanco. Bueno para nada. El presidente Giammattei debe tomar la decisión de retirar a Guatemala de ese organismo inservible y los recursos que consume utilizarlos en bien del país; por ejemplo, para combatir la desnutrición infantil.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.