ALEPH

Guatemala: Estado mafioso

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El 17 de octubre de 1931, Al Capone, el famoso gánster estadounidense, fue entrevistado por Cornelius Vanderbilt Jr. Para entonces, el capo había exterminado a las bandas rivales irlandesas, polacas y judías que competían por el poder y los territorios y durante la Prohibición había hecho una gran fortuna con el contrabando de alcohol. Pero no solo era un capo reconocido, sino un “benefactor” y un hombre “caritativo” que ofrecía comida gratis y les hacía fiestas a los italianos pobres.

' ¿Quiénes se necesitan entre sí para proteger intereses mafiosos?

Carolina Escobar Sarti

Cuando Al Capone ofreció la entrevista a Vanderbilt enfrentaba un juicio por evasión de impuestos que podría llevarlo varios años a la cárcel. En vez de responder a este asunto en particular durante la entrevista, él se dedicó a enviarle mensajes al presidente de EE. UU. y a sugerirle que considerara su nombre como el sucesor al cargo, mientras pontificaba sobre una corrupción de la cual él mismo formaba parte. Un par de años antes, luego del asesinato de un periodista que había tenido problemas con Al Capone, este último había dicho en una entrevista que elogiaba la libertad y le tenía aversión al socialismo y al anarquismo. Insistía mucho en que sus negocios “seguían un modelo estrictamente americano”: “Este sistema nuestro, el americano, llámesele americanismo, capitalismo o como quiera, nos da a todos y cada uno de nosotros una oportunidad, si es que somos capaces de aferrarnos a ella con las dos manos y aprovecharla al máximo”. En aquella ocasión, el entrevistador decidió no transcribir lo dicho por el capo en su periódico, porque resultaba casi idéntico a lo que decían los editoriales de su propio medio, en el otro lado del mundo. La doble moral no podía ser expuesta de manera tan evidente. (“Las grandes entrevistas de la historia /1859-1992”)

Esa entrevista podría ser hoy la de cualquier mafioso guatemalteco. El mismo descaro, la misma voracidad e intención de capturar el Estado, la misma violencia contra sus “enemigos”, la misma perversidad en los pactos entre crimen organizado, poder político, poder religioso y una patronal corrupta. Y es que cualquier estructura mafiosa a través del tiempo se ha levantado sobre los mismos pilares: el poder, la impunidad, la violencia y las alianzas estratégicas entre sectores de poder. ¿O exagero al decir que los del pacto de corruptos, de cara a las elecciones de fiscal general y de nuevas elecciones generales, están bien alineaditos dentro del MP, Ejecutivo, Legislativo, Corte Suprema de Justicia, Corte de Constitucionalidad, Cacif e Iglesia Evangélica? ¿Quiénes tienen el dinero? ¿Quiénes quieren el dinero? ¿Quiénes tienen la justicia en sus manos y a quiénes sirven? ¿Dónde están la justicia independiente y la libertad de expresión? ¿Quiénes se necesitan entre sí para proteger intereses mafiosos, sostener mentiras y dibujar un país a su medida, sin importar los costos?

Preocupan los procesos judiciales que desde diversas instancias gubernamentales se han encausado contra varios abogados, jueces, fiscales, magistrados y periodistas independientes que han conocido o denunciado casos de corrupción. Preocupan los casos contra activistas y defensores de derechos que defienden territorios, causas y recursos. Preocupa, porque cada vez nos alejamos más del estado de Derecho y nos acercamos más a una dictadura. La democracia nuestra es un engaño, sobre todo porque depende tanto de la herramienta democrática por excelencia, pero totalmente imperfecta del voto.

El tiempo no está para mártires, pero tampoco para silencios ante esta forma de sanción que adopta el statu quo mafioso para alejar a quienes le incomodan. Hay más de 25 operadores de justicia, periodistas y defensores de derechos que recientemente han abandonado el país debido a constantes intimidaciones y amenazas a la vida. No sé si más o menos que los corruptos que han huido del país para no enfrentar la justicia por delitos que sí podían ser probados. Hay quienes han enfrentado largos procesos de cárcel por causas injustas. Y mientras, los capos de tutti capi siguen secuestrando cada rincón, cada corte, cada institución, para tener un lugar a su medida.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.