Esta semana se presentó la Marca País de Guatemala y en su complemento verbal se lee la palabra “imparable”, haciendo referencia a una Guatemala resiliente, con plan de futuro y visión de largo plazo. Es en esta palabra en la que quisiera detenerme para reforzar que somos un país realmente ejemplar y que como guatemaltecos, en lugar de criticar, debemos trabajar para demostrar que lo somos.

Durante los últimos años hemos visto cómo a pesar de los retos y las complejidades hemos logrado salir adelante. Durante el 2020, la economía guatemalteca decreció solamente -1.8%, a pesar de tener los efectos de la pandemia del covid-19. En el 2021, nuestro producto interno bruto (PIB) creció un 8%, alcanzando cifras históricas. El crecimiento de las exportaciones en 2021 fue del 22.7%.

De igual forma, nuestro tipo de cambio se ha mantenido estable y las agencias de calificación de riesgo-país han elevado la calificación de Guatemala, evidenciando que somos un país atractivo para la inversión.

Como guatemaltecos, ante la adversidad, hemos sido dinámicos, creativos, innovadores, estratégicos y trabajadores. Actualmente nos enfrentamos a nuevos desafíos, como la escasez de insumos industriales, costos de transporte elevados y alzas en las materias primas. Nuevamente somos susceptibles a los acontecimientos mundiales, como la guerra entre Rusia y Ucrania y la elevada inflación en EE. UU., situación que ha generado que como país tengamos inflación importada.

Ante este escenario, considero que es sumamente importante que tomemos unos momentos para reflexionar sobre esta pregunta: ¿Qué debemos hacer para que Guatemala siga acelerando su economía? Desde mi perspectiva, se necesita una estrategia de tres frentes: 1) Proteger y fomentar la producción nacional, 2) impulsar las exportaciones y 3) atraer inversión nacional y extranjera.

Al proteger la producción nacional incubamos emprendimientos industriales y agrícolas que luego pueden conquistar el mundo. Debemos incentivar a las empresas y a los agricultores para que produzcan más. Esto se puede lograr mediante el otorgamiento de créditos blandos, exenciones fiscales y el desarrollo del talento humano. Debemos asegurarnos de que las empresas cuenten con los insumos y la mano de obra necesarios para producir. Para esto se debe mejorar la eficiencia en la administración de los recursos públicos y simplificar el acceso a ellos.

El segundo paso es impulsar las exportaciones. Debemos facilitar el acceso de nuestros productos a otros mercados de una manera inteligente, ya sea mediante acuerdos comerciales que no sacrifiquen la industria local en desarrollo o mediante la reducción o eliminación de aranceles. También debemos aumentar la competitividad de nuestras exportaciones, mejorando las condiciones de infraestructura que permitirán la creación de productos de manera eficiente.

El tercer paso es atraer inversión nacional y extranjera. Muchos critican los incentivos fiscales que se ofrecen para atraer la inversión, pero lo que estos críticos no ven es que Guatemala compite con países vecinos que ofrecen muchos beneficios que nosotros no, y eso hace que la inversión escoja mejores horizontes. El gobierno también debe continuar trabajando arduamente para promover el país como un destino seguro, atractivo y con certeza jurídica para la inversión extranjera.

Guatemala enfrenta retos económicos importantes, pero si los abordamos de manera inteligente podemos superarlos y pasar de la reactivación a la aceleración económica. De esa manera continuaremos siendo una Guatemala que no se detiene, una Guatemala imparable, y seremos un ejemplo vivo de nuestra Marca País.