MIRAMUNDO
Hablemos del “sesgo ideológico”
En nuestro país hay cuñitas fáciles de sembrar y regar. Al vivir en la cultura de la evasión del debate y la descalificación constante, los grandes defensores del sistema mercantilista y los nostálgicos de los gobiernos setenteros han sido hábiles en crear el sambenito del “sesgo ideológico” a todo aquel que moleste, con su pensamiento o su actuar, a un statu quo inhumano con el cual se expulsa a un quinto de la población a buscar nuevos horizontes en Estados Unidos o México.
Conforme el diccionario, sesgo es lo torcido, cortado o “situado oblicuamente”.
Entonces, ¿qué es un sesgo ideológico? Un sesgo ideológico, conforme las reglas que definen nuestra convivencia contenida en un librito llamado Constitución, será todo aquel pensamiento o forma de actuar por el cual se vulnere el diseño político. Nuestra Constitución es clara al definir que “Guatemala es un Estado libre, independiente y soberano, organizado para garantizar a sus habitantes el goce de sus derechos y de sus libertades. Su sistema es republicano, democrático y representativo”.
Existe un sesgo ideológico cuando desde el poder público, económico, académico o de cualquier otro tipo se configuran patrones para limitar el ejercicio de las libertades, o bien cuando también desde esas mismas posiciones se vulneran los principios republicanos de gobierno y del sistema democrático representativo (pluralismo político). Las libertades se vulneran por diversas formas. Hemos visto al Gobierno perseguir y censurar a periodistas molestos, hemos sido reprimidos en manifestaciones pacíficas, hay un hostigamiento constante a jueces y fiscales; de hecho, aquello llamado carrera judicial o carrera fiscal quedó para los libros de historia. Al funcionario público no se le deja hacer su trabajo si en él se molesta a los detentadores del poder formal y real.
' Si de cualquier forma se pretende acallar voces opositoras, incluso ahora desde la autoridad electoral, hay sesgo ideológico.
Alejandro Balsells Conde
Quiero poner tres ejemplos de lo que sí son sesgos ideológicos, porque pensar distinto, ser de izquierda o de derecha, es constitucionalmente viable, lo que no se vale es boicotear el régimen político para hacer prevalecer, por medio de fraudes de ley o fraudes electorales, a una camarilla de personajes. Hay sesgo ideológico por parte del Congreso de la República al burlar de forma impune su deber de elegir magistrados a la Corte de Apelaciones y Corte Suprema. Cualquier excusa se puede hallar, pero no hay sistema republicano viable si los poderes no son alternados. Este sesgo ideológico, como le conviene a más de alguno, permanece en mutis hasta para centros de estudio autodefinidos como “liberales”.
Existe sesgo ideológico cuando los antejuicios en la Corte Suprema de Justicia se resuelven de acuerdo al funcionario en cuestión. Invito a estudiantes, catedráticos y abogados hacer un leve ejercicio de los “criterios” de nuestro máximo Tribunal en esta materia y verán la ausencia de uniformidad y decisiones casuísticas. Hay sesgo ideológico desde el Organismo Ejecutivo, al no permitir el debate de ideas en torno conceptos fundamentales como la familia, la vida, la propiedad y la salud, y desde sus instancias imponer un pensamiento único, o bien cuando, desde este mismo Poder, se respetan algunas resoluciones del sistema interamericano de Derechos Humanos pero se desoyen otras, haciendo el mismo optativo.
La República descansa en el control del poder y para ello debe existir alternancia en el mismo, así como garantías para jueces, magistrados y funcionarios a realizar su trabajo. La Democracia radica en el pluralismo político. Si de cualquier forma se pretende acallar voces opositoras, incluso ahora desde la autoridad electoral, hay un sesgo ideológico. No existe sesgo ideológico cuando se opina en contra de un mercantilismo galopante y excluyente o se realiza oposición, sino cuando se quiere tener una Constitución solo como adorno de librera.