SIN FRONTERAS

Hacinado ayer. Deportado hoy. Tu vecino mañana.

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Si señores, el aeropuerto podrá estar cerrado, pero que eso les dé poca tranquilidad. Diariamente, y desde el jueves, por la misma pista han regresado los aviones llenos de deportados por don Trump. En el primer vuelo vinieron seis decenas de paisanos. En el del viernes, más de siete decenas. Pero la alarma no solo radica ahí. Adivine usted, amigo lector, ¿qué hace nuestro gobierno con esos que recién ingresan a nuestro territorio? ¿A esos peregrinos perdidos, que en las últimas semanas atravesaron México, llegaron al embudo de la frontera, y que estuvieron hacinados en bodegas humanas junto con miles de otros de todas las nacionalidades? Asumiría usted que los ingresan a cuarentena, como el presidente, categórica e histriónicamente, anunció que lo haría con todo guatemalteco que ingrese al país. Pero lamento decirle que no. Que la respuesta no es esa, ya que los cientos de retornados están corriendo la misma suerte que siempre; igual que antes de los tiempos de la pandemia. La única diferencia es que ahora les toman la temperatura y les hacen alguna pregunta para evaluar si presentan síntomas. ¿Y si el paisano está en esa ventana en la que ya se contagió, pero que aún no presenta síntomas? Que Dios nos ampare. Porque ese mismo paisano es enviado a la calle, a buscar suerte. Algunos regresarán a su comunidad (en Palín, Chajul, Totonicapán, etc.). Algunos se quedarán merodeando por la capital; en el corredor entre la zona 13 y el centro, buscándose la vida, pues vienen sin un peso. Y otros, bastantes, llamarán al coyote para reclamar garantía. Un nuevo intento, y de nuevo “pa´l norte”, donde ya supieron cómo entrar.

' La pandemia requiere fronteras estrictamente cerradas, independientemente de la condición migratoria.

Pedro Pablo Solares

Se entiende que la situación es compleja, pues no presenta solución evidente. “¡Que EE. UU. suspenda los vuelos!”, escuché decir a un activista. Perfecto. Pero, ¿acaso no conocemos que la situación que viven en las hacinadas —y ahora quizás infectadas— hieleras es inhumana? Todo quien ha entrevistado a un apresado para la deportación sabe que suplica que su martirio termine pronto y que lo retornen cuanto antes. El sistema de encarcelamiento fronterizo ya estaba al límite antes de la crisis sanitaria. Ellos también buscarán desfogar. Surge entonces la pregunta de ¿por qué Guatemala, al recibir a los retornados, no está aplicando la misma norma de cuarentena, igual —digamos— que quienes estaban varados en Costa Rica, y que se anunció que serían aislados? Por supuesto que surgen nuevas inquietudes: dinero, espacio, recursos humanos. ¿Cómo, dónde y con qué aislar a tanta gente, si los gringos nos devuelven alrededor de cuatro mil personas mensuales? Quizás conociendo los recursos del Estado se vea como una utopía. Pero la alternativa —digo yo, y sin ser especialista en salud— se ve inaceptable. El solo imaginar a un mínimo porcentaje de infectados que ingrese por esa puerta abierta, y que merodee por la comunidad y el mundo, como lo hace un migrante, es espeluznante.

Si los aeropuertos internacionales están cerrando es porque para controlar la pandemia se requieren fronteras estrictamente cerradas. Eso, independientemente de la condición migratoria del viajero. Esto no es un problema solo local. Es del interés de EE. UU. Estos que hoy deporta son personas que ya traspasaron su frontera por lo menos una vez. Saben hacerlo, y una práctica usual es intentar varias veces. México, el corredor, no está a la altura de la crisis. Esta pandemia nos ha enseñado que la salud de uno es la salud de todos. Negociar recursos internacionales, con los más interesados es imperativo. Eso para aislar aquí —dignamente— a la población deportada; para proteger las abandonadas comunidades de origen; para proteger a todo el Istmo, que es corredor de migración clandestina. Eso, doctor Giammattei. Si no, el cierre de La Aurora sería pura pantomima.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.