Rincón de Petul

Harris o Trump: cuatro años radicalmente distintos en migración

No sería de extrañar un buen puñado de cruentas redadas en fábricas masivas.

En 2016, la última vez que anticipamos un posible mandato de Donald Trump, surgió mucha especulación sobre cuánto de su drástico cambio en migración era factible y cuánto era, más que nada, bulla. La preocupación no era para menos. Aparte de su eslogan principal —la construcción del muro fronterizo—, tiraba a lo drástico y draconiano, con un peculiar gusto por reñir con el sistema legal, amenazar la estabilidad apolítica de las agencias federales de burocracias profesionales y hasta retar la valorada independencia de poderes. Pero, paralelamente a esa especulación, permanecía también una creencia tranquilizadora. Sí, muchos nos alarmábamos con las amenazas; pero otros —más relajados— insistían en que las estables políticas de Estado subsisten más allá del partido en la Casa Blanca. Hablaban, en otras palabras, del respeto a la ley, a su imperio y a lo que, en el caso de ese país, representaba quizás el modelo estable más grande de república democrática visto en la historia humana.


Pero ahora, después de su presidencia, podemos confiar en que hasta el de más moderada opinión estará de acuerdo con que Trump no es uno que haya respetado los marcos establecidos o las regulaciones que restringen el actuar del Ejecutivo en aquel país de leyes. Y en reconocer que, de hecho, ese absolutismo fue la pura base de la campaña sobre la que corrió, por la que sus seguidores habrán aplaudido cuando firmó las 220 órdenes ejecutivas, muy alta para un periodo de 4 años. Para el caso de migración, claro que sus constantes invasiones hacia el actuar de otros órganos fue inesperado. Pero el contenido, la sustancia de muchas, sin duda, fue tan aborrecible como además inefectiva para su fin, ya que ninguna medición encuentra que tras su gestión la cantidad de migrantes irregulares en su país haya declinado.

¿Sacará a los millones de migrantes de su país? No. Pero en una campaña como esa, vaya si no habría zozobra y sufrimiento.


Aún, a Trump se le percibe como efectivo en reducir la migración. Esto lo logra con acrobacias comunicacionales, sin importarle la veracidad ni la consecuencia de sus acciones. En esta elección ya no promete muros y quizás crean que lo cumplió. Eso, cuando la mayoría de la frontera aún no tiene muro, y fuentes oficiales reportan que, de las 654 millas al terminar su periodo, solo 80 fueron construidas en sus años. Su fama la construye con escándalos. En 2019 fue la redada más grande desde Postville, que arrestó a 680 trabajadores (la mayoría, guatemaltecos) en Jackson, Mississippi. Y la infame política Tolerancia Cero, que separó a miles de menores de sus padres, en una estrategia calificada por el ahora secretario de seguridad Mayorkas como horrenda, indefendible y contraria a los principios nacionales.


Estamos a menos de 40 días para la elección presidencial en Estados Unidos y en Guatemala podemos esperar dos escenarios migratorios distintos, dependiendo de quien gane. De la vicepresidenta Harris, creo, se puede esperar más cooperación bilateral en dicho sentido. Su pasado como efectiva aplicadora de la ley puede sugerir que apriete las cosas en la frontera, aunque ante su sensibilidad por los matices, podemos esperar que continúe su trabajo por atender las causas estructurales que expulsan migraciones. De Trump, por el contrario, podemos esperar prontas y agudas acciones particulares, que lo perfilen nuevamente como efectivo en el campo. Esta vez ya no promete muros, sino “las más grandes redadas de la historia” de su país. Esto, en sí, se ve imposible. Pero no sería de extrañar un buen puñado de cruentos operativos en fábricas masivas. Propaganda y disuasión. ¿Sacará a los millones de migrantes de su país? No. Pero en una campaña como esa, vaya si no habría zozobra y sufrimiento.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.