ESCENARIO DE VIDA
Iniciemos el año visitando el interior de Guatemala
Por mis múltiples viajes a lo largo y ancho de Guatemala, muchas personas me preguntan qué puedo recomendarles visitar, por lo que me atrevo a sugerirles algunos de ellos. Para empezar, los Cuchumatanes. Esta cordillera nos deja boquiabiertos, por sus gigantescas montañas, riscos, lagunas, cataratas y ríos. Allí están las legendarias piedras de Kab`tzin y un maravilloso y cristalino río llamado Quizil, que tiene un color celeste-azul-turquesa que me recuerda el Caribe y es uno de los únicos no contaminados que quedan en Guatemala.
' Si las hermosas olas y la arena blanca nos hipnotizan, no vayamos a titubear y lleguemos directo a Playa Blanca, en Lívingston.
Vida Amor de Paz
A la par del río Quizil está también la laguna Encantada, cuya cascada parece venir de la boca de un ser mitológico. Luego, no se pierdan la laguna Magdalena, que con solo verla y admirarla nos llena el alma, por su belleza escenográfica.
Pero quizá lo más espectacular con lo que me he encontrado en los últimos tiempos es una robusta catarata llamada Jolotes, que pareciera el velo de una novia. Está situada en la comunidad de Las Milpas, San Juan Ixcoy, y se llega por la ruta nacional 9, en la denominada vuelta El Coro, tan llena de encanto.
Si nos aventuramos en la ruta turística del Bosque Modelo los Altos, de Quetzaltenango, encontramos lugares maravillosos como la Laguna de Chicabal, el Cacique Dormido, el volcán Santa María, las Fuentes Georginas, el Cerro del Baúl, y Loma Linda, en el Palmar. Sin embargo, no podemos dejar en el olvido la Cadena Volcánica Central Cakchiquel, y si somos aventureros subiremos también el Volcán de Acatenango. Si gustamos del senderismo está el parque Rey Tepepul, donde el bosque nuboso nos brinda la magia y la esperanza de ver especies endémicas y hasta nuestro ave símbolo, el quetzal.
En Lívingston, lleguen a visitar la escuela de Ak`Tenamit, donde becan a estudiantes en carreras relacionadas al ambiente, desarrollo rural, gastronomía, y ecoturismo. Para Semana Santa quedará remodelado el restaurante Bugamama, de Lívingston, y podrán probar su famoso “tapado” y bailar con la música garífuna. Eso sin perdernos la aldea Cayo Quemado, con su infraestructura ecoturística y manglares que allí se protegen.
Y por si nos encanta el calor, visitemos el Cañón de Seacacar, en El Estor, Izabal, manejado por una comunidad queqchi’ que brinda hospedaje y que pronto llegará a competir con Semuc Champey. Sin embargo, si las hermosas olas y la arena blanca nos hipnotizan, no vayamos a titubear y lleguemos directo a Playa Blanca, en Lívingston, a broncearnos y descansar.
En El Progreso y en Zacapa lleguemos a conocer un enigmático especimen llamado “lagarto escorpión”, que se encuentra en la Reserva Heloderma. Esta es una especie endémica que está llena de fábulas y mitos. En El Jícaro, El Progreso, lleguen a conocer el bello Parque Regional Municipal Lo de China, con el monte espinoso subtropical.
En la Reserva de la Biosfera Sierra de las Minas lleguen al Corredor Biológico del Bosque Nuboso, en Baja Verapaz. Pero ni de broma dejen de ir a la Reserva de la Biosfera Maya, en Petén, para visitar los sitios arqueológicos que nos dan muestras de la cultura milenaria que nos dejaron los mayas. Entre algunos, Tikal, El Mirador, Naachtun, Nakum, La Corona, Río Azul, Uaxactún, Piedras Negras, Yaxhá y El Perú. Allí también encontramos el nuevo Puerto Arturo, de Carmelita, y la Estación Biológica Las Guacamayas, que siempre son un disfrute inigualable, con instalaciones extraordinarias.
Lo tenemos todo. Lo único que nos falta para llegar a todos estos sitios extraordinarios son buenas carreteras, pero como las adolecemos, busquemos un buen vehículo, llantas nuevas y una linda actitud para nuestro disfrute.