Hasta hace poco todos, particularmente en occidente, creíamos que el futuro de la humanidad se veía como el de un perpetuo mejoramiento en los niveles de vida y el acceso a ciertos satisfactores para hacer la vida más placentera. Los indicadores universales así lo aseveran; por ejemplo las expectativas de vida de los seres humanos han crecido y está probado que la longevidad de los humanos es evidente. A esto podemos agregar los logros tecnológicos que en los últimos 50 años hemos disfrutado, desde el recordado radio a transistores hasta los televisores LED o los celulares, que para bien o para mal mantienen comunicada a toda la humanidad. Gran parte de todo esto gracias a la carrera espacial que llevó al hombre a la Luna. Creíamos que la ciencia y la razón estarían para siempre sobre la ignorancia, las supersticiones y el fanatismo.

A lo anterior debemos agregar que desde el 24 de octubre de 1945, hace 78 años, en San Francisco, California, tras la Segunda Guerra Mundial, se fundó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por 51 países que se comprometieron a mantener la paz y la seguridad en todo el planeta. Asimismo, a fomentar las mejores relaciones de amistad entre todos los países. Sin embargo, nada de eso se ha cumplido; no ha pasado un solo día desde la fundación de la ONU que no haya habido guerra en algún lugar del mundo. Por ejemplo, la guerra ha sido una constante en el Medio Oriente. Así, desde la fundación de Israel, en 1948, los países vecinos atacaron militarmente a la joven nación y de allí hasta el día de hoy penden amenazas de exterminio sobre el Estado de Israel. Podemos, además, recordar la Guerra de los Seis Días, en 1967, o en 1973 la Guerra de Yom Kipur, en las que los países árabes han pretendido hacer desaparecer a Israel y su pueblo. A todo esto, la ONU de brazos cruzados.

Todos conocemos la historia reciente en la que permanentemente los terroristas islamistas han atacado dentro y fuera de sus fronteras a Israel y cómo este país se ha defendido. Hasta llegar al fatídico 7 de octubre de este año, día en el que hordas de fanáticos musulmanes procedentes de la Franja de Gaza arremetieron criminalmente matando a más de 1,400 jóvenes judíos y extranjeros, y además secuestraron a 240 de ellos, que celebraban en un festival musical, y también asaltaron colonias agrícolas llamadas kibutz. En ambos casos se cometieron los asesinatos más brutales, decapitaron niños delante de los padres, así como padres delante de los hijos. Esto se llama en Español salvajismo.

Occidente debe tener claro que hoy se libra, en Israel, una guerra entre el salvajismo y la civilización, y que Israel es un valladar que salva a Europa y a occidente en general, conteniendo al salvajismo, como cuando los musulmanes invadieron, en el año 711 a la península Ibérica, donde con la reconquista se salvó Europa de ser dominada por el islam.

Por los medios de comunicación nos enteramos de lo que ahora sucede, pero tenemos que saber que los bombardeos en Gaza son indispensables para destruir los 500 kilómetros de túneles, debajo de los hospitales, escuelas y viviendas del territorio de Gaza. Pedir en este momento un alto al fuego es una criminal irresponsabilidad. El ejército israelí tiene que destruir esa red donde se cobijan los fanáticos terroristas. “El metro de Gaza”, lo trataré en otra columna.