ALEPH

La asfixia y el presupuesto 2024

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Hay maneras y maneras de asfixiar. Por ejemplo, durante el conflicto armado, el Ejército se inspiró en el supuesto maoísta de que “la guerrilla, apoyada por el pueblo, se desenvuelve dentro de éste como pez en el agua”, para poner en práctica una de esas formas de asfixia, destruyendo a comunidades enteras a través de la estrategia de “quitarle el agua al pez”. Está calzado en innumerables documentos de historia reciente de Guatemala.

' El presupuesto 2024 nació mal y se hizo mal, porque su intención fue perversa desde el inicio.

Carolina Escobar Sarti

Ahorcar, estrangular, sofocar o sumergir son, en un sentido literal, formas de asfixia. Pero en su sentido figurado, la asfixia es variopinta. Cuando los fondos que deberían destinarse a salud, educación, seguridad alimentaria o protección social, no llegan a la gente, hay asfixia. Cuando las mafias secuestran la justicia y la ley, hay asfixia. Cuando impiden que millones de personas accedan al bienestar y a una vida digna, hay asfixia. Cuando los corruptos dan un golpe de Estado, hay asfixia. Cuando un Congreso aprueba, vía corrupción, una ley de interés particular que es nociva para las mayorías o un presupuesto que atenta contra la población, es asfixia.

Alejandro Giammattei tiene ahora en sus manos sancionar o vetar el presupuesto 2024, aprobado por la mafia legislativa a pura mordida el 20 de noviembre pasado, supuestamente para perjudicar al siguiente gobierno. Bernardo Arévalo y Karin Herrera no firmaron cheques en blanco antes de llegar al poder y tampoco pactaron con los de siempre para defender intereses particulares, y por eso los quieren asfixiar. Pero, es claro, que un presupuesto con tanta trampa y zancadilla como ese, más que perjudicar al binomio electo, perjudica realmente a la gente, a la niñez, adolescencia y juventud, a las personas de la tercera edad, a familias enteras, a jóvenes que intentan comenzar sus vidas, a usted y a mí. Ese presupuesto es una manera de asfixiar el desarrollo de todo un país y, por ende, su gobernanza y gobernabilidad.

Tres razones fundamentales por las cuales el presupuesto 2024 no debería ser sancionado por Giammattei, entre varias más, como la de no haber corregido el error de la versión anterior en cuanto a la subestimación en la proyección de ingresos tributarios para 2024: 1. Tiene inmensos bolsones de corrupción, lo cual significa que el nuevo presupuesto pagaría proyectos sin justificación técnica que ya tienen dedicatoria y aportaría dinero a ONG espurias, de amigos y conocidos del actual pacto de corruptos. Remarco lo de “espurias”, porque hay ONG decentes. Este es un presupuesto donde los corruptos ya metieron las manos hasta el fondo.

2. El presupuesto aprobado en el Legislativo altera las reglas del juego para emitir bonos del tesoro, lo cual significa que Guatemala podría incumplir, por primera vez en la historia, el pago de la deuda; o podría ser también que esto obligara al nuevo gobierno a paralizar la inversión pública en salud, educación y seguridad, para echar mano de esos recursos y realizar el pago. Cualquier movimiento de la colocación y recolocación de bonos, tendría que ser aprobado en el Congreso, lo cual significaría un manejo aún más político y menos eficiente de los dineros del Estado.

3. Está plagado de normas inconstitucionales, porque el Congreso se arrogó funciones que la Constitución define para el Ejecutivo. Según Icefi, incluso hay artículos donde se “limita de manera severa, y posiblemente inconstitucional, las facultades del Organismo Ejecutivo que le conceden la Constitución Política de la República, la ley del Organismo Ejecutivo y la Ley Orgánica del Presupuesto, para administrar la hacienda pública y ejecutar el presupuesto.”

El presupuesto 2024 nació mal y se hizo mal, porque su intención fue perversa desde el inicio. Frente a esta posible asfixia, Giammattei puede aportar un respirador para él y para Guatemala, lugar de impunidad donde, por ahora, aún respiran a gusto los criminales.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.