REGISTRO AKÁSICO

La casta

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Siempre son los mismos, se cambian de silla. Son como las puertas giratorias, una cruz de ventanas que gira sobre un eje. La puerta permite ingreso y salida; pero por lo giratorio, se puede estar entrando saliendo. Parece contradicción, pero es como opera la casta. En el gobierno están instaladas grandes cadenas de parentesco, sanguíneo y afinidad, así como de localidad. Ocupan los cargos, gobierno tras gobierno. Lo terrible es la preservación de puestos ejecutivos o con poder económico entre los favorecidos.

El sistema fue instalado durante los largos años del enfrentamiento armado. Algunas instituciones están levantadas sobre el ostracismo y la manipulación. En su momento para bloquear aducen requisitos no cumplidos, falta de sellos, firmas, antecedentes o finiquitos. En algunos casos es descarada la prohibición de ingreso a puestos públicos, lo presumen y lo tienen como ejemplo de escrupulosidad. Los listados son secretos, administrados por viles esbirros cuya calificación de peligrosidad es totalmente arbitraria. Durante la vigencia de la guerra fría, el criterio para vetar era el comunismo; hoy se mantiene el listado pero sin calificativo. Los comunicadores cooptados usan: ultra, fundamentalista, conservador extremista, facho, etc. los usan de manera equívoca y sin contenido, salvo la marca descalificadora. Los progres se conforman con ingresar a pequeñas pandillas, los libertarios con facilitar contratos y consultorías.

Condenas, burlas y señalamientos de corrupción a la representación nacional, pero cuando un diputado ofrece declaraciones no se adjunta a su nombre el partido postulante o bancada de pertenencia. Después, lamentaciones por la falta de fortaleza de los partidos. La discusión parlamentaria jamás presenta dos posiciones, del proponente y del adversario. Mucho menos, más posiciones al discutir un asunto nacional. Ahora, cuando perdieron su curul después de tanta reelección, los buscan para escuchar sus berridos. Es la despedida cordial, para contentar a los incapaces representantes de la izquierda. Años de medrar e impedir la democracia en las agrupaciones populares permiten una efusiva despedida. Los derechistas a sus negocios regionales, no necesitan el golpecito en la espalda.

' Nunca es excesiva la denuncia de un grupo de vivales privilegiados con dos empleos estatales.

Antonio Mosquera Aguilar

El privilegio de ocupar dos cargos públicos se mantiene desde hace más de sesenta años. Ahora, el descaro es mayor: al juez encargado de resolver un asunto de la institución universitaria se le contrata internamente en la misma, para asegurar los autos y sentencias sesgadas. Dos cargos, el prevaricato de la justicia y el académico embaucador, sancionado legalmente. A nadie molesta, siguen las loas a la única institución educativa superior. Antes había pocos profesionales, hoy hay 31 mil abogados y 22 mil médicos.

Pero el artículo 112 constitucional permite las 24 horas de ejercicio profesional: el cargo oficial, el cargo en el monopolio educativo o de salud y la oficina o clínica abierta. La regulación legal, no es un mandato, era una posibilidad cuando no había suficientes profesionales, no llegaban a mil en esos tiempos. Ahora es un descaro, mantener una autorización provisional por una necesidad nacida de una superada sociedad anquilosada.

La jefa de transparencia y anticorrupción, una exvicepresidenta, está en la cárcel y solicitada de extradición. El descaro bajó, pero no el peculado. Tanta oferta con tan poca concreción; y aún así se quiere impedir la promesa de los nuevos electos. Mal comienzo: anuncio de desplazar a una señora del cargo burocrático, para mágicamente terminar con la corrupción sistémica.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.