SI ME PERMITE
La cortesía debe ser el atuendo más elegante
“Cuando la amistad comienza a flaquear y extinguirse, ponga empeño en acentuar su cortesía”. Shakespeare
En nuestra vida diaria es de lo más común vernos en el espejo para estar seguros de que estamos presentables antes de encontrarnos con alguien con quien tenemos un compromiso, y si la persona es de mucho respeto, antes de llegar consultamos con alguien de los nuestros si es que estamos bien presentables. Esto es sano y de buen gusto. De la misma manera, al hablar de la cortesía, de nada vale estar bien arreglado si cuando estoy con la gente mi trato es poco cortés.
Cuando la cortesía llega a ser parte de nuestro modo de ser y no simplemente un agregado, lo que se logra es que cada vez el círculo de relaciones se va ampliando y la gente se siente a gusto estando con uno. No quiere decir que siempre estén de acuerdo con uno, pero aun en las diferencias hay un compartir de ideas y tiempo el cual se disfruta.
Muchas veces nos ha tocado tratar con gente que es muy cortés y uno percibe que no es lo común para la persona, pero está haciendo el esfuerzo necesario para relacionarse con toda la cortesía posible, y llega el momento en que se disculpa y se aleja de la relación porque por la madurez que ha alcanzado se da cuenta de que ha llegado al límite de su tolerancia y por no querer dejar una mala impresión prefiere alejarse. Claro, es una cortesía bien administrada, pero que de ningún modo podemos decir es parte integral de su persona.
Hay mucha diferencia y digno de ser admirado cuando nos encontramos con personas que usan la cortesía como una cosa propia, y aunque no haya trato o relación, ellos están proyectando una modalidad cortés en todo lo que hacen y el modo en que se conducen. No se puede negar que ese tipo de personas le enseñan a uno cómo ser sin que digan algo, pero por observarlos y ver lo agradable que es su modo de ser uno lo trata de imitar por ver lo favorable que es ser como ellos son.
' Cuando la cortesía es parte de uno tiene más brillo que cuando solo es una etiqueta.
Samuel Berberián
Cada uno de nosotros debemos aceptar que gran parte de lo que somos es producto de lo que nos instruyeron y fue nuestra etapa formativa, pero en el camino fuimos agregando y asimilando muchas cosas porque vimos el provecho que tienen algunos detalles, los cuales, por pequeños que sean, hacen la gran diferencia.
Es de prudentes siempre tener presente que no hemos llegado a conocer y asimilar en lo que a cortesía se refiere, por ello es importante que en forma constante nos autoevaluemos y analicemos si hay áreas de nuestras relaciones interpersonales, las cuales pueden ser en alguna manera mejoradas y corregidas para que en el momento que salimos de nuestra vida privada y nos integramos en un grupo seamos los que saben las reglas básicas de la cortesía y podamos alcanzar nuestras metas sin imposiciones y mucho menos con atropellos, sino con el cuidado requerido al interactuar con la gente.
Es común ver cómo son los demás y tener la fórmula para la corrección de ellos, pero es más difícil la introspección de nuestro propio modo de ser, porque lo primero que hacemos es dar la razón del porqué actuamos como lo hacemos, cuando lo correcto es agradecer el hecho de que alguien nos esté haciendo la observación.
La cortesía deja el camino expedito para cuando mañana nos volvamos a ver haya una sana y agradable recepción y convivencia.