FUERA DE LA CAJA

La creciente suplantación de identidad

La suplantación de identidad con fines de estafa se ha convertido en una de las actividades criminales de mayor crecimiento a nivel mundial. Las cifras demuestran que los engaños han sido suficientemente creativos e ingeniosos como para hacer caer a personas de toda edad, nivel académico y segmento socioeconómico, así que al lado de sus propósitos de inicio de año quizás sea conveniente agregar el cuidado particular de sus finanzas y la privacidad de su información personal.

Solo en Estados Unidos, en 2021, según Javelin Strategy & Research, las pérdidas por fraude de identidad que involucran el uso de la información de un consumidor para lograr una ganancia financiera ilícita ascendieron a USD24 mil millones y afectaron a 15 millones de consumidores. Adicionalmente, las pérdidas relacionadas con estafas de fraude de identidad, que involucran el contacto directo de los delincuentes con las víctimas, totalizaron USD28 mil millones y afectaron a 27 millones de consumidores.

Una de las prácticas más recurrentes de obtener datos mediante engaño se concreta por medio de llamadas telefónicas o mensajes electrónicos a las víctimas. Para continuar con las estadísticas de este país, la Comisión Federal de Comercio reporta que en 2021 el 24% de adultos mayores de 60 años denunció pérdidas de dinero por estafas que comenzaron con llamadas telefónicas; la cifra sube a 40% entre los denunciantes mayores de 80 años.

La razón pareciera ser simple: el engaño colocado desde el inicio de la conversación, el mensaje de promesas atractivas con una voz amable o el planteamiento de un “problema” que debe resolverse de inmediato. La trampa de la falsa emergencia consiste en obtener información de las víctimas para cometer diversidad de abusos; acceder a cuentas personales, perfiles de redes sociales o correos electrónicos y desde allí operar.

' La prevención de situaciones desfavorables depende de nuestra responsabilidad.

Klara Campos

En el campo digital, ahora que la vida es más fácil y casi todo lo que hacemos deja una huella en un formulario o en algún archivo en internet, los ladrones de identidad se dedican a extraer, con o sin consentimiento del consumidor, la materia prima necesaria para utilizar su información personal alojada en una aplicación, en el celular, la computadora o el servidor.

Una revisión rápida de las redes sociales causa estupor al observar una lista creciente de ofertas de inversión en acciones de empresas de prestigio internacional; lo mismo ocurre con algunas ofertas de trabajo bien pagado. Ni qué decir del servicio bancario, al cual los estafadores han suplantado en muchas oportunidades y tratan de engañar a los cuentahabientes accediendo fraudulentamente a sus cuentas.

En cualquier caso, hay que tomar en cuenta algunos principios elementales de seguridad. Afíliese a la verificación electrónica de dos pasos para abrir archivos importantes o comunicarle a la entidad su verdadera identidad. No responda llamadas ni mensajes de números que no conoce. Si lo llaman de parte de un banco para un trámite poco usual, cuelgue y llame usted mismo. O más fácil, tenga los números de teléfono clave en su lista de contactos. Si recibe un correo electrónico, chequee que provenga de la dirección electrónica correcta. Compruebe el destinatario antes de compartir información sensible. Los bancos no piden información personal ni contraseñas. Entre usted mismo al sitio web de su banca en línea.

No podemos incidir en lo que sucede en el mundo por los ataques cibernéticos que comprometen la información de organizaciones públicas y privadas, incluso de gobiernos; sin embargo, sí podemos prevenir situaciones desfavorables que dependen de nuestra responsabilidad individual.

ESCRITO POR:

Klara Campos

Licenciada en Comunicación con maestrías en Estudios Estratégicos y Comunicación no Verbal. CEO de Klaro Comunicación, S. A. Asesora en comunicación 360°; en estrategia, medios y publicidad, y gestión de reputación y crisis.

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