SI ME PERMITE

La flexibilidad no es debilidad, sino madurez

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“Los seres humanos y sus órdenes sociales son intrínsecamente imperfectos, por suerte. En un mundo en constante cambio, necesitamos la flexibilidad que solo la imperfección proporciona”. Edward Osborne Wilson

Debemos aceptar que vivimos y nos movemos en medios, los cuales tienen una variedad de modalidades en hacer lo que se hace por el simple hecho de que ninguno de nosotros es igual, y por lo mismo, cuando se emprende la tarea de hacer algo, sin lugar a duda en algún momento se habrá de reflejar diferencias. El saberlas entender y aceptar es un parámetro de madurez.

Claro está que hay algunos detalles que por más tolerantes que seamos tenemos que saber conservar nuestra postura porque a nosotros nos funciona, pero si para otros está bien lo sabremos comprender, y allí es donde nos proponemos a no ser imponentes pero mostramos la debida flexibilidad, y eso nos permite convivir armónicamente y valoramos a las personas mucho más que la modalidad de vida de ellas.

' La apertura a otras posturas no solo nos amplía las opciones, sino mejora convivencia también.

Samuel Berberián

Cuando hay cambios, sean estos de nuestro agrado o no, implica que también debe haber reajustes, por el simple hecho de que la vida sigue. Debemos avanzar, posiblemente no como en un principio nos habíamos propuesto y con la persona que habíamos pensado, pero el cambio lo tendremos que visualizar y saber que la vida no ha terminado, sino está tomando un rumbo diferente.

Lo importante y fundamental es saber cuál es el orden de prioridades en nuestros valores para que ello nos recuerde nuestra tabla de valores, no solo la que nos identifica, sino con la cual nosotros nos hemos comprometido para vivir en paz con nosotros mismos y así poder alcanzar las metas que nos hemos trazado, con propiedad y de manera responsable.

Es sorprendente cómo cada uno de nosotros es muy diferente en la modalidad con la cual está visualizando las alternativas, porque en la manera como lo hace deja entrever no solamente el proceso formativo que ha recibido, sino también las normas que ha escogido para llevar adelante la vida como un todo y no simplemente en intereses particulares del momento.

Hay varios parámetros que entran en juego cuando pensamos en una conducta que considera la flexibilidad. En primer lugar, son los principios que rigen mi vida íntima, y luego los parámetros culturales que determinan al grupo al cual pertenezca y, por último, las reglas con las cuales se mueve toda la sociedad que me rodea, porque de un modo u otro soy parte de ese conglomerado.

Es bueno siempre recordar que el diálogo es un recurso que lima las asperezas, pero también es el camino por el cual aclaramos las cosas para que no se den los malos entendidos. Por ello, cuando hablamos estamos abriendo camino para avanzar y también podemos medir la disponibilidad que existe entre los que nos acompañan en esta vida para alcanzar las metas que queremos alcanzar.

Es triste observar en aquellos que se consideran o por lo menos piensan que son perfectos y que han alcanzado la cúspide del proceso que la vida nos pide, y por ello cada vez que hay que hacer algo, ellos únicamente tienen una postura imponente, y por ello la flexibilidad no está tomada en cuenta.

En cada uno de nosotros, si nos interesa mejorar nuestras relaciones interpersonales y poder tener cambios para bien en nuestro modo de ser, la flexibilidad deberá ser el elemento presente y cotidiano.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.