FUERA DE LA CAJA

La generación que se queja por todo

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Con más de 25 años trabajando en la industria publicitaria, podría mencionar varios casos de campañas publicitarias que causaron reacciones imprevistas en la opinión pública.

En la década de los años 1990, una conocida marca de servicio de envíos internacionales firmó una campaña publicitaria que osaba colocar a una secretaria en el altar de una iglesia, el anuncio salió publicado en una página de posición preferencial en el periódico de mayor circulación nacional.

Las reacciones no se hicieron esperar, esa noche, en el noticiero de mayor audiencia, la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Guatemala demostraba su descontento. La marca y la campaña publicitaria estuvieron en boca de todos, y de manera más inesperada, aun más que el aviso original, la disculpa al caso no era tal disculpa, era una respuesta irreverente.

Recuerdo una gran agitación cuando una reconocida marca de condones cubrió la calle con afiches con el lema “Qué rico escoger”, como un juego de palabras para promover la variedad de colores disponibles en sus productos. Una sociedad sumamente conservadora se ofendió, pero lo cierto es que todos hablaron de la campaña. El gran Pancho García fue el artífice de ambas campañas publicitarias. Recuerdo a Pancho decir: “que hablen de uno, aunque sea mal”.

Varias décadas más tarde, con el surgimiento de las redes sociales la comunicación es más que nunca una ruta de dos vías. En cuestión de minutos una campaña publicitaria recibe la aprobación o la crítica de un consumidor que no tiene ningún reparo en expresar su opinión.

Esta generación se ha hecho una reputación de tener una superioridad moral sobre los demás, creyéndose expertos en un sinfín de temas sobre los que, probablemente, no tengan un gran dominio o no tengan idea, pero no dejan de opinar.

Si hace algunos años, cada estrategia publicitaria debía pasar por un filtro especial para prevenir que se conviertiera en una crisis, hoy en día las estrategias de comunicación deben ser, no solamente sostenibles, sino a prueba de cometer ofensas e imprecisiones. Una campaña publicitaria sin estrategia es el equivalente a salir al campo de batalla sin la preparación ni las armas específicas.

No me canso de repetir que los comunicadores debemos tener conocimientos de antropología, psicología, sociología, temas de género y estar al siempre al tanto de la actualidad relacionada con política, ya que no se trata únicamente de vender un producto o servicio.

' En cuestión de minutos una campaña publicitaria recibe la aprobación o crítica de un consumidor que no tiene reparos en expresar su opinión.

Helena Galindo

La publicidad ha trascendido y ha llegado a convertirse en movimientos que luchan por causas que los consumidores consideran justas. Son estos consumidores quienes demostrarán si las motivaciones son o no auténticas. La revolución no es únicamente a través de las redes sociales, será sostenida a través de la preferencia y la decisión de compra.

A mi parecer no se trata de que la generación actual de jóvenes se ofende por todo, como se suele decir. Más bien, debemos reconocer como comunicadores que los jóvenes tienen más consciencia de lo que sucede en el mundo y saber que si vamos a contar una historia, existen todas las herramientas para hacerlo con fundamento.

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