Godot ha llegado
La geopolítica de la francofonía
La francofonía no solo consiste en la promoción del idioma francés, sino de la promoción de valores como la paz, la democracia y los derechos humanos.
El pasado miércoles se llevó a cabo un foro con el mismo título que lleva esta columna y que fue organizado por la Embajada de Francia y del cual tuve el honor de moderar. El evento contó con la invitada de honor, la actual ministra de Cultura y Deportes, Liwy Grazioso Sierra, y los panelistas fueron la exministra de Cultura y Deportes y exembajadora de Guatemala en Francia Anaisabel Prera; la jefa de Cancillería de la Embajada de México en Guatemala, Mónica Velarde Méndez; la representante de la Organización Internacional para Migraciones en Guatemala, Stéphanie Daviot; y mi amigo y colega Pedro Trujillo, exdirector del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (EPRI) de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) y columnista en este mismo medio. El embajador de Francia, Frédéric Clavier, lideró la organización del evento, acompañado de otros embajadores y representantes diplomáticos de países miembros y observadores de la Organización Internacional de Francofonía (OIF) como Argentina, Canadá, Egipto, Marruecos, México, Mónaco, Suiza y Uruguay. El objetivo del evento fue dar a conocer en qué consiste la francofonía, así como sus alcances e importancia en un mundo que atraviesa retos importantes como conflictos, migración, cambio climático y un debilitamiento de la democracia.
De acuerdo con la propia OIF, la francofonía consiste en “aquellos hombres y mujeres que comparten un idioma común: el francés”. Se calcula que ascienden a más de 321 millones de personas de habla francesa repartidas por los cinco continentes. La OIF, mientras tanto, fue fundada en 1970 y cuenta con 93 Estados y gobiernos miembros, dedicada a fomentar el francés y desarrollar una colaboración política, educativa, económica y cultural entre sus miembros. Su misión es fomentar la lengua francesa y la diversidad cultural y lingüística; promover la paz, la democracia y los derechos humanos; apoyar la educación, la formación, la enseñanza superior y la investigación; y desarrollar la colaboración económica al servicio de un desarrollo constante.
La francofonía consiste en aquellos hombres y mujeres que comparten un idioma común: el francés.
El evento fue importante, primero, por ser un tema novedoso que no se debe limitar solo a las personas de habla francesa, sino que comparten los mismos valores que la OIF promueve y que sirve como un gran recordatorio de que existen temas que no se pueden resolver y la colaboración entre varios Estados. En el caso particular de Guatemala, aparte de la Alianza Francesa, el Colegio Julio Verne y el Centro de Aprendizaje de Lenguas de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Calusac), la oferta para aprender idioma francés, pero también empaparse y ser parte de la francofonía, es limitada, como cada vez parecen ser los esfuerzos por promover la paz, la democracia y los derechos humanos. Estas tareas las hemos ido dejando en manos de organizaciones internacionales que desconocemos, y foros como este resultan importantes para que se hable de las mismas, como lo es precisamente el caso de la OIF, y la importancia que esta representa para un país culturalmente diverso y multilingüe como Guatemala, que tristemente pierde esta riqueza por la ausencia de una voluntad política.
En un mundo en conflicto y con transformaciones geopolíticas profundas como el que vivimos, siempre es importante recordar que hay valores universales que nos identifican y por los que debemos pelear, puesto que nos unen tanto o más, como lo hace un idioma. Este punto me parece el más importante de este foro en un país que claramente no es francófono pero podría aprender mucho de instancias como la OIF y su labor. ¡Feliz domingo!