DE MIS NOTAS

La historia a través de prismas

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Interesante cómo el fenómeno de las distorsiones se practica desde el momento aquel de la manzana en el Edén. Es inevitable. Las historias contadas por terceros invariablemente contaminan la verdad histórica. Con el tiempo, las canas comienzan a darle a uno la capacidad de ver los negros más grises y los grises más blancos. Lentamente, la realidad de los hechos aterriza los fanatismos y hasta las falsas lealtades. Eventualmente, alcanzamos una lectura más balanceada de la historia, a pesar de que las raíces de estas pueden llegar a las profundidades del alma.

' Dime cómo interpretas la historia y te diré de qué ideología eres…

Alfred Kaltschmitt

El fenómeno se debe al prisma con el que observa el observador y a la distorsión resultante, ligada, generalmente, a la exuberancia de los idealismos con todos sus “ismos”. Jardiel Poncela alguna vez dijo: “Historia es, desde luego, exactamente lo que se escribió, pero ignoramos si es lo que sucedió”. Brillante reflexión.

Por intereses académicos, he estado estudiando la historia del conflicto armado interno, y no ceso de encontrarme con esta inclinación hacia la declaración enfática, la distorsión interesada, la omisión intencional. Todo, en el nombre de los “ismos” ideológicos; pero perfectamente natural, considerando las inclinaciones políticas de sus creadores, militantes todos del mismo “ismo”. Claro, es inevitable estudiar la historia de Guatemala sin algún prisma ideológico. La historia siempre es contada por un contador de algún prisma, y es la habilidad del lector o investigador acucioso y sereno el que lleva la ventaja para escudriñar los hechos y separar el trigo de la cizaña.

En la Comisión de Esclarecimiento Histórico, informe al que tanto énfasis de certeza se le prodiga, me encuentro con la interpretación —nuevamente se aplica el ejemplo del prisma— del Capítulo Primero, numeral 17: Causas y orígenes del enfrentamiento armado interno: “(…) La insurgencia guatemalteca, por su parte, surgió como la respuesta de un sector de la población ante los diversos problemas estructurales del país. Frente a la injusticia, la exclusión, la pobreza y la discriminación, proclamó la necesidad de tomar el poder para construir un nuevo orden social, político y económico. A lo largo del enfrentamiento armado, los grupos insurgentes asumieron la tesis de la doctrina marxista en sus diversas orientaciones internacionales”. Énfasis propio.

En el numeral 18: La influencia de Cuba y su exaltación de la lucha armada: “(…) Incidieron en estos procesos, tanto en Guatemala como en el resto del continente latinoamericano. Sobre este punto, la CEH concluye que el apoyo político, logístico, de instrucción y entrenamiento que prestó Cuba a la insurgencia guatemalteca durante todo el período supuso otro factor externo importante que marcó la evolución del enfrentamiento armado. En el contexto de un Estado crecientemente represivo, sectores de la izquierda, en concreto aquellos que seguían la ideología marxista, asumieron la perspectiva cubana de la lucha armada como ‘vía única’ para la defensa de los derechos del pueblo y la toma del poder”. Énfasis propio. ¿Suena esta interpretación como una justificación a “la lucha armada” como “la vía única” (…) para la defensa de los derechos del pueblo y la toma del poder”? Depende del prisma a través del cual se ausculta…

Encontré en los National Security Archives este reporte de octubre/82: “La embajada ha analizado los informes realizados por Amnistía Internacional, WOLA/NISGUA y la Comisión Guatemalteca de Derechos Humanos, y concluimos que se está llevando a cabo una campaña concertada de desinformación en los Estados Unidos contra al gobierno de guatemalteco por grupos que apoyan la insurgencia comunista en Guatemala. Una campaña en la cual se asigna al gobierno la responsabilidad de atrocidades sin una evidencia verificable, y atrocidades citadas que nunca ocurrieron. Énfasis propio.

Sartre tenía razón: “Incluso el pasado puede modificarse; los historiadores no paran de demostrarlo”.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.