IMAGEN ES PERCEPCIÓN

La imagen profesional

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En mis últimas dos columnas traté el tema de la importancia de la imagen personal y la imagen verbal. Ambas son el componente esencial de las personas y su proyección en cualquier ámbito. Pero si hablamos específicamente del mundo laboral, entonces no puedo dejar de mencionar la imagen profesional, otra de las imágenes subordinadas en la que se sustenta la imagen pública.

Ser profesional no es sinónimo de tener profesionalismo, que significa desarrollar cualquier actividad laboral con un total compromiso, excelencia y responsabilidad. Mientras ser profesional es la acreditación de un título académico. Existen muchas personas que, aunque “tengan el cartón” son incapaces de desenvolverse en el mundo laboral con éxito. Y otras que no teniéndolo son increíblemente profesionales, por ejemplo el caso de Steve Jobs.

La imagen profesional es la percepción que se tiene de una persona o institución como consecuencia de su desempeño en una actividad profesional, a nivel técnico o superior. Cabe mencionar que independientemente de la actividad a la que se dedique cualquier persona, a cualquier nivel jerárquico o giro del negocio, existen tres factores decisivos que producen una buena imagen profesional: ética en el trabajo, uso del protocolo y el manejo de la crisis.

La ética en el trabajo implica las normas y valores que logran un desarrollo positivo en las actividades profesionales. Toda actividad laboral conlleva un protocolo, es decir los pasos ordenados para hacer una labor de manera eficiente, desde un mesero que atiende a un cliente, un ingeniero, una secretaria, hasta el gerente de una gran corporación debe regirse a estos protocolos. Incluye códigos, tiempos, lugares, formas, actividades, estilos, etcétera. Y en cuanto al manejo de la crisis tiene que ver mucho con la negociación, detección de vulnerabilidades, factibilidad de escenarios y aprendizaje para prevenir futuras crisis.

Parte de la imagen profesional también son las competencias, es decir las características que posee alguien en un determinado campo. No solo incluyen aptitudes teóricas, sino también definen el pensamiento, el carácter, los valores y el buen manejo de las situaciones problemáticas. Hoy día las empresas están buscando en sus empleados, además de un título universitario, las competencias básicas necesarias para el desempeño exitoso en cualquier área.

En un mercado de alta competitividad los pequeños detalles son los que hacen a las grandes empresas. La imagen corporativa incide en todos los ámbitos que la forman. Por esta razón es determinante que todo el personal que forma parte de una institución se comprometa individualmente a generar ante los clientes y público una buena imagen profesional, previamente creada y diseñada para posicionarse exitosamente en el mercado.

' El impacto de la imagen profesional ante los clientes puede determinar la preferencia de una marca.

Brenda Sanchinelli

Debe entenderse que la imagen de la empresa permea al empleado y viceversa. Por lo que no puede desvincularse uno del otro. Es necesario tener una sinergia entre todos los elementos para afianzar lo que la empresa significa y como lo quiere dar a conocer. Esto debido a que todos los elementos comunican inevitablemente.

La imagen profesional de las empresas es posiblemente el bien más importante que un negocio puede poseer, porque es la que lo particulariza en el mundo de los mercados globalizados. El prestigio se logra a través del tiempo, habiendo demostrado solidez en la excelencia del servicio, calidad y honestidad. Una imagen profesional congruente, sólida y representativa garantiza a la persona o a la empresa un lugar de éxito dentro del competitivo mercado laboral o comercial.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.